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Homenaje a Alberti y representación en Cádiz de "La lozana andaluza"

El poeta adaptó para el teatro la obra de Francisco Delicado

Hoy se estrena en el teatro España, de Cádiz, la obra La lozana andaluza, en adaptación al teatro de Rafael Alberti. Este estreno, que tiene carácter mundial, pretende ser un homenaje al célebre poeta de El Puerto de Santa María. En este sentido, se va a descubrir una placa conmemorativa en el vestíbulo del teatro. Según el director de la obra, el venezolano Carlos Giménez, ésta guarda «la capacidad de asombro, alegría y juventud de Alberti», situándose «en el punto intermedio entre la luz y la sombra, la alegría y el dolor, la palabra y el silencio».

Carlos Giménez ha pretendido con la obra, según ha señalado él mismo, devolver el protagonismo del teatro a los actores, y es por eso que los decorados y los efectos sonoros son realizados y movidos por los propios actores.La visión de La lozana andaluza, como prefiere llamarla Rafael Alberti en lugar de versión, fue hecha hace unos veinte años en Argentina y, según el poeta gaditano, «amplié y resumí, añadí y quité, enfrentando a individuos que no lo habían estado, extremé el burlesco dolor de las putas pobres». Rafael Alberti ha reducido en su adaptación los personajes de 125 a veintiocho, modificando algunos diálogos con objeto de guardar la esencia misma de la obra.

Alberti conoció La lozana andaluza en París, al inicio de su exilio, e hizo una nueva edición de ella. Según el universal poeta portuense, esa obra ha sido muy marginada quizá por ser la primera eminentemente erótica de la literatura española. Menéndez y Pelayo la calificó como un problema lingüístico pero sin ningún valor literario. En realidad, desde que se publicó por primera vez, en 1528, en Venecia, no se comenzó a conocer en España hasta finales del siglo XIX, abriéndose paso en el presente siglo. La novela es una obra clásica de la literatura española y, como ha señalado Alberti, «tiene una vivacidad y genialidad en el lenguaje, una rapidez y estilo casi cinematográfico». El lenguaje de la obra, según su propio autor, Francisco Delicado, es «el común hablar de la "polida"». En la portada de la primera edición Francisco Delicado puso a modo de subtítulo la frase «que tiene, algunas mejores cosas que La Celestina».

En toda La lozana andaluza se describen las diferencias y enfrentamientos entre las prostitutas ricas y las prostitutas pobres de los bajos fondos romanos. Muestra la diferencia entre la dolce vita de las cortesanas enriquecidas y la «amarga vida» de las prostitutas pobres.

Se trata de una obra que deja un arquetipo, al igual que la mayoría de los grandes clásicos. En este caso es el de la prostituta que «trabaja honradamente» para ganarse la vida con su propio cuerpo, y llegar hasta rica y vivir feliz con el hombre que ama. Esta «honradez» es un tema muy repetido durante toda La lozana andaluza. La obra parece ser que está basada en hechos reales, aunque no cae en la novela histórica. Quizá la parte más importante de este aspecto es la defensa de Roma que hacen las prostitutas de la soldadesca del emperador español Carlos V. Se llega a decir que Roma no fue destruida del todo gracias «al devoto sexo femenino». Este amor por Roma es otro aspecto fundamental en el desarrollo de la obra. Aldonza, la lozana, llega a proclamar de la ciudad que ama que es «patria común que volteando las letras dice Roma, amor».

Francisco Delgado, que luego italianizó su apellido convirtiéndose en Delicado, nació hacia 1475 en la Peña de Martos, en Jaén. Fue sacerdote y vivió durante bastante tiempo en Roma llegando a conocer muy bien los bajos fondos («castigado por el terrible mal de Venus», la sífilis). Conoció también allí el saqueo de la ciudad de los soldados españoles. Fue corrector y editor de La Celestina, de Fernando de Rojas; Cárcel de amor, de Diego de Sampedro, y Amadís de Gaula y El primaleón.

La obra va a ser interpretada por la compañía de María José Goyanes, que ha dicho de ella que «tiene el ritmo y la música de Andalucía y la poesía de Alberti; cada poema tiene métrica de seguidilla o de bulería y las canciones no ha habido que adaptarlas porque todas tienen música».

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