La reducción de costes, base de la reestructuración de la industria siderúgica

El director general de Industrias Siderometalúrgicas, Mariano Garcés, expuso ayer al Gobierno vasco la situación actual de los planes de reestructuración de la siderurgia integral y no integral. Planes sobre los que el Gobierno espera obtener un acuerdo con sindicatos y empresarios antes de que finalice agosto y poder presentarlos en el Congreso con el inicio del nuevo período de sesiones, a comienzos de septiembre. El principio que guía la primera fase de la reestructuración de la siderurgia integral es el de la mejora de costes a través de la moderación salarial y el aligeramiento de cargas financieras.

La situación de los planes de reestructuración de la siderurgia integral y no integral fue presentada ayer, en Bilbao, por el director general de Industrias Siderometalúrgicas, Mariano Garcés, a quien acompañaba el asesor del vicepresidente segundo del Gobierno, Javier López, al Gobierno vasco, representado por los consejeros de Industria, Garcia Egocheaga, y de Trabajo, Mario Fernández.El plan de reestructuración de la siderurgia integral comprende dos fases: la primera, de saneamiento financiero, cuya puesta en marcha se realizaría este año con el objeto de conseguir para 1984 una competitividad real en Europa; la segunda, la reestructuración en sí misma, cuyo estudio comenzaría a realizarse el próximo año, las inversiones a partir de 1982 y cuyo proceso concluiría en 1985.

En la fase de saneamiento financiero, el plan contempla varias áreas de actuación:

- Financiera, que intentaría la captación de créditos, la reducción de cargas financieras y la adecuación de los activos financieros a las condiciones más favorables del mercado crediticio.

-Comercial, que incorporaría un sistema de disciplina de precios interiores similar al de la CECA, la adopción de controles efectivos del régimen de reposición, el intercambio de empresas v el fomento de la exportación,

- Materias primas, para las que se seguiría una política de bonificaciones similar a la que si sigue la CECA.

- Costes, que tenderían al ahorro energético de los transportes, a la reducción del peso específico del coste de personal sobre facturación -lo que implicaría ajustes y movilidad de plantillas- y el desplazamiento de producciones hacia instalaciones de menor coste.

- Calidad y nuevos productos, para los que se diseñaría un programa y se facilitaría su desarrollo posterior.

- E inversiones, que estarían dirigidas a hacer posible el programa.

El criterio de actuación a corto plazo en la mencionada primera fase tiende, según los planes, a diseñar unas áreas de responsabilidad, en las que se contempla la política de esfuerzos compartidos entre los agentes económicos y la iniciativa de las propias empresas para suscribir acuerdos con los trabajadores, a través de los sindicatos, que pongan de manifiesto el sacrificio de ambas partes.

Los costes a corto plazo de los planes de reestructuración -que se repartirían banco oficial, banca privada e INI- serían una financiación de tesorería de 55.000 millones de pesetas, una financiación de inversiones de 20.000 y unas cargas financieras anuales de 13.000 millones de pesetas.

La reestructuración de la siderurgia no integral, según la propuesta de los planes de la Administración, pasa por tres fases: la reducción de cargas financieras, la ordenación interna propia de las empresas para evitar competencias desleales y desorden en la oferta y el incremento de la vocación exportadora.

El director general de Industrias Siderometalúrgicas, Mariano Garcés, comentó en este punto que «las empresas deben unirse en sociedades de gestión para ordenarse internamente, y acceder así a las ayudas de la Administración». Por lo que respecta a los plazos de la reestructuración manifestó la imposibilidad de proponerlos por la falta actual de acuerdos entre las partes.