_
_
_
_
_

El Gobierno brasileño teme la visita que inicia mañana el Papa

Juan Arias

Mañana, al amanecer, el papa Juan Pablo II abandonará el Vaticano para realizar en Brasil la mayor peregrinación de su pontificado. El viaje durará hasta el 12 de julio, y en esos días recorrerá catorce ciudades y un total de 30.000 kilómetros. Le acompañan en su avión cincuenta informadores de Prensa, radio y televisión acreditados de todo el mundo ante el Vaticano.

Todos los obispos que en estas semanas han pasado por Roma para discutir con el papa Wojtyla este viaje han asegurado que para Brasil esta visita papal «será uno de los mayores acontecimientos de su historia».En realidad el Gobierno, afirman algunos observadores, brasileños en Roma, hubiese preferido evitar este viaje. Esto explica el hecho de que la noticia oficial se dio sólo varios meses después de estar todo ultimado, cuando no acababa de llegar la invitación oficial del Gobierno.

Preocupación del régimen brasileño

Las preocupaciones de las autoridades actuales de Brasil, con un régimen a mitad de camino entre la dictadura y los primeros amagos de democracia, son diversas. Así lo revela un coloquio secreto entre el arzobispo americano Paul Marcinskus, organizador de los viajes papales y guardaespaldas personal del Papa, y el ministro jefe de los servicios de seguridad general, Octavio Medeiros.Participaron en el coloquio, en el palacio de Planalto, el nuncio apostólico, Carmine Rocco, y varios miembros del Gobierno. Las autoridades brasileñas preguntaron cuál era el verdadero motivo del viaje, y se les respondió: «Llevar la palabra de Dios a los países tradicionalmente católicos». Se informaron sobre la persona del Papa y sobre su posición política. La respuesta fue: «Es un hombre sencillo y rígido en sus costumbres. Un hombre que luchó durante toda la vida en su país contra el comunismo y acercó a los obreros a la Iglesia».

El Papa, por otra parte, se va a encontrar en Brasil con el episcopado y la Iglesia más avanzados de toda América Latina. Es una Iglesia que hoy está al lado de su pueblo y que denuncia todos los atropellos contras las libertades fundamentales del hombre y defiende la democracia. Como ha afirmado el valiente Helder Cámara, arzobispo de Recife: «Cuando nuestra Iglesia estaba al lado del poder nadie la criticaba diciendo que estaba fuera del Evangelio. Ahora, que está al lado de los pobres y no se deja comprar por el poder y los ricos, la acusan de ser comunista, de no ser fiel al Evangelio».

El famoso economista brasileño Jean-Marc von der Weid acaba de declarar que fue mérito sobre todo de la Iglesia en Brasil el paso de la dictadura a las primeras libertades democrátas, y que fue su voz la que con mayor fuerza denunció la represión y la tortura.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En Brasil las huelgas empiezan con una misa. Teólogos como Leónidas Boff, que ha sufrido un proceso ante el ex Santo Oficio, son los teólogos oficiales de la Conferencia Episcopal. La Iglesia está tan dentro del mundo obrero, que el eslogan de los metalmecánicos de Sáo Paulo es el siguiente: «Jesús se hizo hombre en el seno de María y se reconoció como clase en el taller de san José».

En este contexto los discursos del Papa pueden revestir esta vez una importancia especial para Brasil y para toda América Latina, y sus encuentros con los 200.000 obreros en Sáo Paulo, con los miles de jóvenes en Bello Horizonte, con los indios en Manaus y con todo el episcopado de América Latina en Río de Janeiro son esperados con gran interés por la Iglesia y temidos por el Gobierno, que, al parecer, hasta el último momento luchó para eliminarlo del programa papal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_