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La ocupación soviética de Afganistán, en un momento crítico

El Ejército soviético destacado en Afganistán tiene ciertas dificultades para efectuar operaciones de limpieza con sus fuerzas de intervención inmediata transportadas por helicópteros, afirman fuentes militares solventes. Estas dificultades se deben básicamente al calor del verano y a la altura que deben mantener para evitar los ataques de los rebeldes. Según los analistas militares norteamericanos, estas operaciones en zonas rurales son básicas para el éxito de la misión.

En la mayor parte de las zonas, los soviéticos transitan con sus fuerzas, de aldea en aldea, utilizando carreteras que, en muchos casos, han sido cortadas por los rebeldes.Según fuentes estadounidenses, no es probable que los guerrilleros musulmanes hayan llegado a concentrar más de 20.000 hombres en las cercanías de Kabul, ya que una concentración de esta envergadura habría sido blanco fácil para la aviación soviética.

El presidente Babrak Karmal trata, como puede, de ganarse aliados. El miércoles pronunció un discurso de acercamiento al clero y a la gran mayoría proislámica de la población de su país.

«El deber del Estado y del Gobierno afgano consiste en respetar los principios de la sagrada religión del Islam», ha afirmado Karmal, según ha difundido la agencia soviética Tass. El presidente afgano matizó que los principios islámicos a respetar son todos aquellos que «no se oponen al desarrollo de la sociedad». Por lo demás, según él, los objetivos del Gobierno y del Islam son los mismos: «Asegurar la paz, la justicia social y suprimir la opresión».

Ante la disgregación política afgana, la Unión Soviética trata, en apariencia, de controlar estrechamente al Gobierno de Karmal. Algunos piensan que la URSS puede llegar a derrocar a Karmal. Otros esperan que se incremente la presión sobre los afganos para lograr una más estrecha colaboración del partido y Gobierno de Karmal con las fuerzas de ocupación soviéticas.

En este último sentido, la agencia oficial soviética, Tass, ha informado recientemente sobre el encuentro en Moscú (para «consolidar la estrecha relación» entre los ejércitos de ambos países) del teniente general Gol Aka, jefe de la dirección política del Ejército afgano, con el mariscal Nikolai V. Ogarkov, primer viceministro de Defensa de la URSS, y el general Aleksei A. Yepishev, jefe del comisariado político de las fuerzas armadas soviéticas.

Una larga lucha

Los analistas subrayan que estas potenciales ventajas que los soviéticos puedan conseguir en los terrenos político y militar deben ser contrapesadas con los actuales problemas de Afganistán. Es ya una evidencia que el Ejército soviético ha aceptado que tiene por delante una larga y agotadora lucha.

La mayor parte del personal técnico soviético no militar ha sido evacuado, y los asesores técnicos checoslovacos y soviéticos que vivían en provincias especialmente inseguras han sido cambiadas de destino, según afirman fuentes británicas.

A pesar de que efectivamente se ha incrementado la actividad rebelde, la realidad resulta menos dramática de lo que hacen suponer las informaciones provenientes de Nueva Delhi. Las luchas que se han registrado dentro de Kabul parecen poco importantes. Los soviéticos, en cualquier caso, han concentrado en la zona unos 30.000 hombres.

Las operaciones militares soviéticas se limitan al bombardeo de aldeas y suburbios de la capital, en los que los rebeldes se han concentrado, así como en los lugares en los que han sido encontrados muertos soldados u oficiales de los ejércitos soviético y afgano.

Definitivamente, la situación militar soviética en Afganistán es bastante menos mala de lo que afirman los rebeldes afganos exiliados en Pakistán.

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