Tribuna internacional de compositores: Nishimura y Lason, primeros clasificados

Entre 74 obras, originales de compositores de 36 países, la Tribuna Internacional de Compositores ha seleccionado Ketial para seis percusiones, del japonés Akira Nishimura. Entre las partituras presentadas por autores jóvenes (no mayores de treinta años), quedó clasificada en primer lugar la Sinfonía para dos pianos y metales, del polaco Aleksander Lason. El Concierto galante, del español Agustín Bertoméu, obtuvo sufragios suficientes para clasificarse en decimoséptimo lugar, dentro de lo que podríamos denominar «pelotón de cabeza».

Once obras consiguieron el número de votos necesarios para pasar a la categoría de recomendadas. Son las de Philippe Boessmans (Bélgica), Michel Decoust (Francia), Fernández Barroso (Cuba), Thomas Kessler (Suiza), André Laporte (Bélgica), Jan W. Morthenson (Suecia), Herman Recherberger (Finlandia), Wolfgang Rihm (Alemania Federal), Murray Schafer (Canadá), Oliver Knussen (Gran Bretaña) y el húngaro Ivan Szekely.En total, escuchamos veintiuna horas de música grabada, y como dato de interés, muy acentuado en la presente edición, merece la pena señalar que fueron catorce los compositores participantes menores de treinta años; veintidós, que tienen entre treinta y cuarenta; veintiséis, entre cuarenta y cincuenta, y doce, mayores de cincuenta, que únicamente en un par de casos alcanzaban los sesenta años. Esto da a la Tribuna una orientación de máxima eficacia, ya que, al crearla y mantenerla el Consejo Internacional de la Música, en colaboración con los organismos radiofónicos de los distintos países, se buscaba apoyo a músicos no consagrados. Conviene recordar que el mayor valor de esta suerte de «encuentro» no reside en el hecho del «premio» o «primeras clasificaciones », sino en la posibilidad de intercambio y difusión de música compuesta en los últimos años.

Aumenta el número de audiciones

Así, las audiciones han ido en progresión creciente, hasta sobrepasar, la última temporada, el número de ochocientas. Por otra parte, la audición de tan vario y elegido repertorio nos da cada primavera una idea de la orientación general de la música de hoy. En este sentido, el balance de la última Tribuna resulta un tanto desorientador. Dentro de la amplia heterogeneidad de criterios, las estéticas y procedimientos vanguardistas de los años cincuenta parecen haber remitido. Se acepta todo, pero con frecuencia -acaso con demasiada frecuencia- se vuelve la mirada hacia expresiones neopostrománticas, neopopularistas, neoformalistas y con escaso espíritu de aventura, sin que llame nuestra atención la calidad de un nivel artesanal tantas veces convencional y conformista. La cincuentena de delegados reunidos en la Casa de la Unesco esperamos algo nuevo o impactante, que se produce en contadas ocasiones. Hay que anotar -porque es justo- la recepción sorprendente dispensada a La del alba sería, para clarinete y grupo instrumental, del granadino José García Román, en gracia a la poética de su sustancia y a la probidad y precisión de procedimientos. La página del levantino Bertoméu, que ganó el reciente premio de las Cajas de Ahorro, apareció ante la mayoría como el trabajo depurado de un maestro que, próximo a la cincuentena, ha llegado a poseer lenguaje, estilo e intencionalidad bien diferenciados.

Actuación española

Nishimura es de Osaka, y cuenta veintisiete años. Formado en la Universidad de las Artes de Tokio, en 1974 (a los diecinueve años) recibió el primer premio por su Preludio para orquesta, galardón al que seguirían los premios Dallapiccola, de Milán (1977), Reina Elisabeth (del mismo año) y Bureau Nacional de la Cultura (1979). En Ketiak, Nishimura trata de reorganizar materiales proceden tes del folklore de Bali, con una cierta intención de síntesis dramática, apoyada en la sonoridad de los timbres y en la fuerza de los ritmos. Música plena de color, fascinante en su continuidad -entre lúdica y trágica-, está realizada con un tacto refinado, a partir de una sensibilidad acústica y un propósito de comunicación que se hacen evidentes. Cuatro percusionistas manejan un largo repertorio instrumental, distribuido en seis grupos, cuya anotación rítmica fue posible gracias a documentos musicológicos registrados en «banda magnética» por Fumio Koizumi.

Política musical

Aleksander Lason (veintinueve anos) se formó en el Conservatorio Superior de Katowice, y fue distinguido con el Premio Fitelberg. Dada la excelente política de difusión musical que desde hace años practica el Gobierno polaco, el nombre y las obras de Lason cruzaron pronto las fronteras, muy especialmente la Sinfonía, triunfadora en el Concurso Fitelberg y seleccionada ahora en la Tribuna. El término «sinfonía» -como puede suponerse- no alude a la forma definida por el clasicismo vienés, sino al hecho de una música de «acción común», como dice el compositor. De claro talante instrumental, las distintas familias se producen con personalidad propia y se integran con las demás en un denso y brillante coloquio, unificado por el impulso del ritmo interno, capaz de sostener la más rica variabilidad exterior.Presidió la Tribuna por última vez el director Pierre Colombo, ligado al empeño desde la misma creación de la «mostra», en 1955, y fue elegido para sustituirle el director musical de la Radio Irlandesa Gerard Victory.