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Cumpleaños de Federico

Ayer, 5 de junio de 1980, Federico García Lorca cumpliría 82 años. Muchos años después de su muerte, su presencia como valor humano, literario, poético y social sigue siendo continua en el contexto de la cultura y la misma sociedad universal. Fuente Vaqueros, su pueblo natal granadino, le erige su primer monumento. Y, ayer, Nuria Espert estrenaba en su Granada Rosita la Soltera. Y también ayer coincidía su cumpleaños con el día del Corpus.Tradicional y constante ha sido la devoción granadina por la Eucaristía. Devoción que jamás fue perdida. Nunca está de más recordar, y hoy con más semtido, algún fragmento de la Oda al Santísimo Sacramento, que Federico escribió en homenaje a Manuel de Falla y que éste recibió con ciertas reticencias debido a un lenguaje que en Federico era proverbial y comprensible, pero que en la sensibilidad, sobre todo religiosa, de don Manuel no tuvo la mejor acogida. Pero la verdad es que Federico era hombre de fe. Una Semana Santa sale de penitente en la Cofradía de Santa María de la Alhambra. En otra ocasión le pide a su amigo Rafael Alberti que le pinte bajo un olivo, de rodillas, con las manos cruzadas, con un manto y, arriba, una Virgen negra (el cuadro está, creo, en la Huerta de San Vicente granadina). Y preparando la oda que comentamos, se dirige a su amigo Jorge Zalamea y le muestra su preocupación por la oda, para afirmarle: «Pero mi fe la hará».

Y la hizo con sus metáforas, con sus formas, con su estilo. Así dice en estos fragmentos:

«Es así, forma breve de rumor inefable. / Dios en mantillas. Cristo diminuto y eterno, / repetido mil veces, muerto, crucificado / por la impura palabra del hombre sudoroso».

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«Cantaban las mujeres en la arena sin norte / cuando te vi presente sobre tu Sacramento. / Quinientos serafines de resplandor y tinta / en la cúpula neutra, gustaban tu racismo».

Y es que así gustamos los granadinos ese «racismo» de amor al Dios de la Custodia, y quinientos, y miles de serafines de resplandor cantan a su alrededor en la mañana del Corpus granadino, en que nacen flores de repente, las calles se llenan de tomillo y romero y la ciudad, como dice Luis Rosales, va subiendo al cielo lentamente, igual que un globo. Y ahí está la oda, discutida y discutible. Llena de metáforas (pero ¿no habla Shakespeare de la leche de la bondad humana?). Y, dígase lo que se quiera, plena de fe. Porque, al fin y al cabo, fruto de ese pueblo granadino y andaluz creyente es Federico.

Su obra, con todo su mundo poético, empieza y acaba con él. Pero lo que no se acabó con él es su santo y seña, su rastro, su parentesco espiritual, con la joven y actual poesía española, su presencia en nuestro universo cultural y su imperecedero recuerdo en nuestro pueblo, que gracias a él y a la fuerza de su símbolo, se considera entero y lleno de ansias de libertad.

Sin rencor, sin histerismos, sin aspavientos hemos de recordar hoy esa presencia de Federico en el pueblo español. Esos homenajes que hoy le rendimos deben ser el más vivo poema andaluz a un Federico robado. Un Federico que, en, plena juventud, convertía cada pensamiento, cada juicio, en inmediata acción social, plena de fe cristiana. Y esto no se olvida.

Fuente Vaqueros, Granada, Andalucía y España entera lanzan hoy de nuevo su llanto por el poeta muerto, pero vivo en su memoria. Nuestro homenaje es de dolor, pero no de rencor. Es un grito poético que desde Andalucía llegará sin duda a los confines del mundo.

Pero cuando Fuente Vaqueros festeja, Víznar queda triste. Dicen que mataron a Federico a las tres de la mañana; hora de seguirilla gitana. Pero, después de muerto, su canto, su símbolo, su fe nos queda. Por ello, recordemos hoy, aniversario del poeta, su obra, fusilada casi a media página, y preparemos ya, de una vez para siempre, ese homenaje popular que Antonio Machado nos indicó entre versos mutilados y llenos de tragedia y esperanza:

«... Labrad, amigos, / de piedra y sueño en la Alhambra / un túmulo al poeta, / sobre una fuente donde llore el agua ...».

Manuel Gallego Morell es profesor de Derecho Procesal en la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

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