Ningún israelí ha sido interrogado por los atentados contra los alcaldes palestinos
La investigación sobre los atentados cometidos contra los alcaldes palestinos de Nablus y Ramallah (Cisjordania ocupada por Israel) ha dado escasos resultados hasta ahora. Según ha podido saber este corresponsal, los explosivos utilizados son los más sofisticados del mundo por su gran sensibilidad y su potencia expansiva. Por otro lado, ningún israelí ha sido citado a declarar con relación a las acciones terroristas referidas.Los primeros resultados de la encuesta indican que tanto la granada que estalló en Hebrón como las cargas explosivas empleadas en Nablus, Ramallah y El Bireh son de las que utiliza el Ejército israelí.
Hasta el momento no ha sido interrogado ningún israelí. Ni un solo miembro de los grupo ultranacionalistas judíos, cuyos líderes se alegraron públicamente de que los atentados «hayan vengado la sangre judía derramada» ha sido citado a declarar. Mientras tanto, varias personas no identificadas han telefoneado a la radio y a los periódicos para reivindicar los atentados contra los alcaldes palestinos en nombre de organizaciones terroristas judías, clandestinas o imaginarias.
Este «terror contra terror» ha «prometido» nuevas acciones «no sólo contra los palestinos, sino también contra los traidores que desde el Parlamento y las universidades apoyan a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)». Dicho de otra manera hasta los propios israelíes son amenazados ahora.
Movilización contra la huelga
Entre tanto, en las últimas veinticuatro horas, más de un millar de soldados, policías y guardias de fronteras han sido movilizados para tratar de romper la huelga desencadenada por los comerciantes en los territorios ocupados y especialmente en Jerusalén.«Se preocupan mucho más de humillamos a nosotros, los palestinos, que de buscar a los terroristas», manifestó con sarcasmo un librero de la principal calle de Jerusalén oriental. Otros comerciantes fueron sacados de sus camas durante la noche del martes al miércoles, retenidos hasta el alba, eso sí, cortésmente y con excusas, para luego ser escoltados hasta su establecimiento, donde se les «rogó» que abriesen las puertas.
Un miembro del ayuntamiento dimisionario de Belén nos resumió con un amargo chiste el estado de ánimo que hay en esta localidad: «Ahora hay tres tipos de alcaldes palestinos: los expulsados, los amputados y los dimisionarios».
Belén, una ciudad habitada fundamentalmente por cristianos, ha estado considerada durante mucho tiempo como la más pacífica y moderada de las localidades palestinas de los territorios ocupados. Tras Rashad A-Shawaa, alcalde de Gaza, Elías Freij, alcalde de Belén, también ha dimitido, a pesar de las presiones y amenazas recibidas del gobernador militar de la ciudad, que en vano trató de hacerle cambiar de opinión.
Estos dos alcaldes tienen gran influencia, aunque no forman parte del Comité de Orientación Nacional, inspirado por los expulsados alcaldes de Hebrón y Jalhu, y por los alcaldes de Nablus y Ramallah, víctimas de los atentados terroristas judíos del día 2 de junio.
Los alcaldes dimisionarios de Gaza y Belén habían adoptado últimamente un tono pro OLP, pero todo el mundo sabe que están, en realidad, dispuestos a apoyar cualquier solución de compromiso que sea aceptable simultáneamente para Yasir Arafat -líder de la OLP-, para el rey Hussein de Jordania y para los dirigentes israelíes.
Según ellos mismos han declarado, han dimitido porque las autoridades israelíes se han mostrado «incapaces de garantizar la seguridad» de la población palestina, en general, y de sus alcaldes, en particular. Sin embargo, su auténtica motivación es de índole política, de carácter interno palestino. Tras la eliminación de los cuatro alcaldes más combativos en favor de la causa palestina, los primeros ediles de Gaza y Belén no han querido convertirse en los únicos interlocutores privilegiados y exclusivos de las autoridades israelíes, con todos los peligros que esto conlleva.
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