Muchos grupos y poca calidad en el Festival de Teatro de Títeres
El pasado domingo se clausuró en Madrid el IV Festival de Teatro de Títeres, que se ha celebrado durante diez días consecutivos en el teatro Lavapiés, diferentes distritos madrileños y el Teatro Permanente de Títeres del Retiro. A dicho festival, de limitada calidad artística, han concurrido un total de veinticuatro grupos, la mayoría de ellos de Madrid, aunque han sido invitados para presentar sus espectáculos titiriteros de otras provincias y países.
Junto con la muestra se han desarrollado paralelamente coloquios, conferencias y proyecciones, en los que se han tratado los problemas del espectáculo de títeres, y una exposición permanente, en la que se ha presentado una muestra de muñecos de diferentes países y épocas, así como títeres utilizados en espectáculos de marionetas.El festival ha demostrado el bajo nivel de calidad que hoy y en nuestro país se da en los espectáculos de títeres y marionetas. Del total de las representaciones, tan sólo cuatro grupos han presentado verdaderos espectáculos teatrales, y no más de cinco o seis muestran un trabajo, dirigido principalmente a niños, digno y correcto.
Cabe destacar de forma sobresaliente, en cuanto a grupos de Madrid, las obras presentadas por La A y Teatro Popular de Muñecos y Máscaras. El primero, bajo la dirección de Alberto Urdiales, presenta una historia novedosa dentro del tema tradicional de la princesa casadera, el dragón encantado, las brujas hechiceras, el pirata pata de palo y el tesoro enterrado, todo ello muy bien apoyado por unos bellos muñecos de varilla diseñados por el director de La A, quien también es autor de las dos pequeñas piezas que presentaron: El rompemuñecos y El mejor de los tesoros, llenas de imaginación y bien hacer por parte del grupo de marionetistas.
El Teatro Popular de Muñecos y Máscaras actuó con dos piezas cortas: Bululú de los cuernos de don Friolera, de Valle-Inclán, y El retablillo de don Cristóbal, de García Lorca, presentando a estos clásicos con la dignidad que merecen, dándole a la función el sabor popular de los antiguos titiriteros.
Junto con estos dos grupos cabría destacar, por su gran categoría, a Teatre de Marionetes La Fanfarra, Grup de l'Escola de Titelles de I'Institut del Teatre de Barcelona y La Marionettistica dei Fratelli Napoli, de Catania (Sicilia).
La Fanfarra, grupo muy popular dentro de Cataluña, presentó su espectáculo La historia de Li o Malic en la China, lleno de sencillez, en el que muestran en tono ameno y divertido una serie de personajes y situaciones clásicas dentro de la literatura infantil.
El Grup de l'Escola de Titelles de Barcelona mostró todo un espectáculo, Miles gloriosus, bajo la dirección de Josep María Carbonell y Joan Andreu Vallvé, en el que pusieron de relieve la investigación en cuanto a construcción y manipulación de muñecos que en el montaje se revela.
La Marionettistica dei Fratelli Napoli clausuró el festival con el espectacular montaje Il duello de Oríando e Agricane, con los famosos pupis sicilianos, muñecos de más de cuarenta kilos de peso vestidos de armaduras y manejados a varlla. Este espectáculo de extraordinaria calidad pertenece a la tradición marionetística siciliana, que a lo largo del tiempo pasa de generación en generación dentro del seno de una misma familia.
No hay que olvidar que fuera de la sede central del festival se han celebrado numerosas actuaciones en barrios y en el Teatro Permanente de Títeres del Retiro, entre las que habría que destacar a Espectáculos La Estrella, que ofreció un delicioso montaje callejero.
El resto de las actuaciones no han llegado a la categoría de espectáculos, aunque se han visto trabajos dignos y llenos de corrección, como los presentados por La Gaviota, Los Duendes, Grumo de Teatro y otros, que se encuentran en las primeras fases de la creación de un estilo, que no consiguen un trabajo de mucha calidad, pero a los que es necesario apoyar, como Alayor, Tranvía o Albahaca.
El resto de los montajes ofrecidos presentaban un bajo nivel de calidad que explica, aunque no justifica, el poco interés que en nuestro país se muestra hacia este tipo de espectáculos.
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