Dura crítica del secretario de Estado norteamericano a la política exterior francesa
El secretario de Estado norteamericano, Edmund Muskie, criticó ayer al presidente francés, Giscard d'Estaing, por no haber consultado con Estados Unidos antes de reunirse con su colega soviético, el pasado fin de semana. Pese a esa independencia de la política exterior francesa, que calificó de «frustrante», Muskie predijo hoy que «no habrá Olimpiada de Moscú».
«Habrá unos juegos deportivos. No Olimpiadas. Cuarenta y cinco países no asistirán a Moscú», afirmó el secretario de Estado norteamericano.Muskie reconoció que el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Francois Poncet, no le informó -cuando se reunió con él en Viena el pasado viernes- de la próxima entrevista Giscard d'Estaing-Breznev, pero sí le dio «una lección» por la falta de comunicación de la Administración Carter con sus aliados.
«Me preocupa el que cuando se me dio una lección sobre consultas con nuestros aliados, el que estaba dando la lección no estaba, aparentemente, practicando lo que predicaba», dijo Muskie.
Preguntado sobre su opinión acerca de la independencia de la política exterior francesa, el secretario de Estado replicó que «comprende» que los puntos de vista pueden ser distintos, pero, agregó: «Es frustrante. Algunas veces más que eso».
El jefe de la diplomacia norteamericana se abstuvo de criticar a los Gobiernos europeos en el tema del boicoteo y señaló que es consciente de que los comités olímpicos han actuado, en muchos casos, independientemente de las opiniones contrarias de sus Gobiernos.
Muskie sí criticó a estos comités. «La invasión soviética de Afganistán es un acto opuesto totalmente al ideal olímpico. Los que defienden ese ideal deberían concentrarse en criticar esa invasión» afirmó.
Al dar parte de su entrevista del pasado viernes en Viena con su colega soviético, Andrei Gromiko, Muskie aseguró que no tiene bases ni por lo que escuchó en la reunión ni por otras fuentes, para creer que la Unión Soviética planea retirarse de Afganistán.
Pero el secretario de Estado no cerró las puertas a nuevas entrevistas de alto nivel entre las dos potencias.
Se trata, dijo, de hacer consciente al nuevo Parlamento de ese país, elegido recientemente, de «la consecuencias que tendrá para el futuro de Irán» la decisión que adopte sobre los rehenes norteamericanos.
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