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Estados Unidos rechaza el plan de pacificación de Afganistán inspirado por la URSS

Estados Unidos rechazó ayer el plan de pacificación de Afganistán difundido la víspera por el Gobierno de Kabul y por la agencia soviética Tass. Como «pura propaganda» e «intento de legitimizar al régimen de Babrak Karmal» lo definió un portavoz del Departamento de Estado. «La posición de la Casa Blanca», se añadió en Washington, «sigue siendo que la retirada de las tropas soviéticas debe ser previa a una negociación diplomática». El inequívoco rechazo estadounidense no es compartido por algunos de sus aliados europeos. Pakistán, sin embargo, se alineó anoche con la posición norteamericana.

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La desconfianza norteamericana, compartida inmediatamente por Gran Bretaña, está, sin embargo, matizada en unas declaraciones en Viena del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Edmund S. Muskie. Muy crítico en su primer comentario -la propuesta es "ilusoria, ambigua y no tiene base seria"-, el secretario de Estado ha añadido, tras una entrevista con el canciller austriaco, Bruno Kreisky, que era interesante la posibilidad de una retirada rusa de Afganistán si los países limítrofes garantizaban la seguridad del país islámico.Entre las de los aliados norteamericanos, la respuesta de Alemania Federal ha sido la más rotunda. Bonn se manifiesta dispuesto a «examinar sin reservas, con gran interés y espíritu constructivo », la propuesta hecha pública por el Gobierno de Babrak Karmal, aunque su origen evidente haya que buscarlo en Moscú. El ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Genscher, es quien ha insistido en Viena con mayor interés en el nuevo giro que supone la propuesta de Kabul.

Medios occidentales de la capital soviética consideran que la URSS ha hecho con el plan afgano una nueva apertura hacia Estados Unidos, Pakistán e Irán. El momento elegido para hacer públicas las nuevas propuestas de solución de la crisis afgana, se señala, es «altamente significativo»: reuniones de la OTAN y el Pacto de Varsovia y vísperas de la cumbre islámica de Islamabad.

Fuentes diplomáticas de Moscú citadas por la agencia France Presse estiman, sin embargo, que, si el plan afgano-soviético es aceptado, la URSS saldrá ganando a corto plazo sin correr grandes riesgos futuros. Si Pakistán e Irán aceptan la oferta de iniciar el diálogo con Kabul, reconocerán, de hecho, la legitimidad del Gobierno Karmal, o lo que es lo mismo, el derecho de las tropas de la URSS a estar en Afganistán.

Cautela de la CEE

La proposición del Gobierno afgano ha sido acogida con precauciones en medios de la Comunidad Económica Europea y de la Alianza Atlántica.

La rápida respuesta de Estados Unidos y de Gran Bretaña, para los que en el fondo se trata de una maniobra cara a la conferencia islámica de Islamabad y a las decisiones de los comités olímpicos sobre el boicoteo a los Juegos de Moscú, no ha tenido el mismo eco en los medios diplomáticos comunitarios, más cautelosos, escribe Soledad Gallego-Díaz.

En Bruselas se valora positivamente que por primera vez se emplee la palabra «retirada» de las tropas soviéticas, pero al mismo tiempo se considera la propuesta «muy ambigua» y «confusa».

La reacción de Londres se ha calificado de «tibia» en medios políticos y diplomáticos.

La reacción británica, informa nuestro corresponsal Carlos Mendo, fue hecha pública en la tarde del jueves, a las pocas horas del regreso a Londres del secretario del Foreign Office, lord Carrington, procedente de Bruselas, donde había celebrado una larga entrevista con Edmund Muskie.

El Foreign Office declaró concretamente que la propuesta «se traduciría en la práctica en una confirmación del statu quo actual y en el que el régimen de Kabul obtendría el reconocimiento iraní y paquistaní y se aseguraría las fronteras con esos países antes de que la Unión Soviética se comprometiera a retirar sus tropas del país».

Sin embargo, Londres no rechaza abiertamente la propuesta y manifiesta su «satisfacción por el hecho de que los rusos estén dispuestos a considerar un acuerdo político en lugar de recurrir al mero empleo de la fuerza».

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