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Alejo Carpentier será enterrado en Cuba

Los restos mortales del escritor, muerto en París, viajaron ayer a su tierra natal

El cadáver del escritor y diplomático Alejo Carpentier, embalsamado, viajó en avión durante la noche última, a Cuba, en donde será enterrado. El autor de Los pasos perdidos murió a las veinticuatro horas del jueves en su domicilio parisiense, a los 76 años de edad, víctima de un cáncer de garganta.

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Músico frustrado y escritor inmenso

El jueves pasado, es decir, el mismo día de su muerte, Carpentier había pasado la mañana en su despacho de la Embajada de Cuba en París, en la que desempeñaba el cargo de ministro consejero de Asuntos Culturales. «El día anterior», cuenta el escritor argentino Héctor Bianchotti, que trabaja en la Editorial Gallimard, «hablé con él por teléfono para recordarle que me había prometido un artículo y que se aproximaba la fecha límite para su entrega. Apenas podía hablar, pero se apresuró a decirme que inmediatamente concluía el trabajo. Por otra parte, me dijo que él mismo pasaría al día siguiente a entregar en la editorial el manuscrito de su último libro, La consagración de la primavera. Y así fue. A primeras horas de la tarde del jueves, es decir, pocas horas antes de morir, entregó él mismo el manuscrito, sin que nadie apreciara en su estado algo anormal o inquietante.A las veinticuatro horas de anteayer, cuando ya dormía, despertó repentinamente y le advirtió a su mujer que sangraba. Se levantó, fue al retrete y cayó al suelo, fulminado por esa hemorragia final.

Algunos amigos fueron advertidos del fallecimiento repentino del escritor y velaron su cadáver. Entre ellos se encontraba Alfredo Guevara, el viceministro cubano de la Cultura, que, días pasados, presidió en la sede de la Unesco una manifestación cultural de su país.

Alejo Carpentier era una de las grandes figuras de la literatura latinoamericana, con Borges, Asturias, Neruda o García Márquez enraizada en Francia y valorada como portadora de «la herencia cultural europea y latinoamericana», según apreciación del portavoz del ministro francés de la Cultura.

En Francia, desde 1954, año en el que se publicó El reino de este mundo, su obra era conocida y altamente valorada por círculos relativamente reducidos. Fue la aparición de El concierto barroco, en 1976, cuando la obra de Carpentier alcanzó una audiencia amplia. Hace ya quince años que le fue concedido en este país el premio al mejor libro extranjero del año, por Los pasos perdidos. Y el año pasado, El harpa y la sombra consiguió uno de los cinco grandes premios de la literatura gala, el Médicis, dedicado a las publicaciones no francesas. Este libro último y Los pasos perdidos se consideran en Francia como las dos «obras de arte» del escritor cubano, fiel al castrismo, pero que, según afirma alguno de sus conocidos, públicamente no quería hablar de política».

Su desaparición fue sentida en los medios literarios franceses, pero la «genialidad» del presidente Carter, en un primer tiempo, le robó espacio informativo a Carpentier. El diario independiente Le Monde, en una amplia semblaza humana y literaria estimó que «era un, mago de las palabras de la escritura».

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