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El proyecto de ley de Autonomía devuelto al Gobierno

El proyecto de ley de Autonomía Universitaria (LAU) redactado por el Gobierno se discutirá próximamente en la Comisión de Universidades, que preside la diputada centrista Carmela García Moreno, al ser rechazadas en la sesión que ayer celebró la citada comisión las enmiendas con devolución del texto al Gobierno, presentadas por el diputado de la Minoría Catalana Eugenio Trías y el parlamentario de Euskadiko Ezkerra Juan María Bandrés. Los resultados de la votación fueron diecisiete en contra de la proposición defendida por los dos parlamentarios (la totalidad de los miembros de UCD) y catorce abstenciones, que correspondieron a los diputados socialistas, comunistas, Partido Socialista de Andalucía y Coalición Democrática.

En el debate previo a la votación, todos los grupos políticos, menos UCD, defendieron sus enmiendas a la totalidad del proyecto, calificado con los más variados adjetivos: «bodrio», según los socialistas catalanes; «texto maldito», según el diputado de Euskadiko Ezkerra Juan María Bandrés; «parto de los montes», para Luis Lazo (PSOE), y «reflejo de los intereses e ideologías clasistas de la minoría oligárquico-burguesa del poder capitalista dominante», para el diputado canario Fernando Sagaseta.Más de cinco horas empleó la Comisión de Universidades del Congreso para debatir el proyecto de ley de Autonomía Universitaria (LAU) elaborado por el Gobierno, cuyo articulado cuenta con la particularidad de haber sido el más contestado, «ya no en toda la historia parlamentaria española como señalaría Bandrés, «sino en toda Europa occidental». En efecto, al proyecto se han presentado 1.025 enmiendas, la mayor parte de ellas referidas a los puntos que en principio se presentan más conflictivos: las competencias que establece para las comunidades autónomas, el excesivo detallismo de su reglamentación y la ausencia de una representación real de la sociedad en los órganos de gobierno. Desde otra perspectiva política, el proyecto fue duramente criticado por las condiciones que establece para la creación de universidades privadas y su financiación.

Tanto los socialistas como los comunistas expusieron sus enmiendas a la totalidad con un proyecto alternativo, excluyendo así la posibilidad de que el texto fuera devuelto al Gobierno para su reelaboración. Y lo hicieron, según explicaron sus portavoces, porque «tal y como están las cosas actualmente en el seno de UCD, con el Opus y la Democracia Cristiana fortalecidos, el proyecto que nos remitiría el Gobierno sería aún peor que el que tenernos entre manos». Esta cautela del «más vale malo conocido que bueno por conocer», fue la que provocó la admisión a debate del proyecto de ley. El Partido Socialista de Andalucía se apuntaría en el último momento a esta postura, mientras que los restantes grupos insistirían en la enmienda que supone su vuelta al Gobierno, en base a que, «como son mayoría, lo mismo da que la empeoren desde los ministerios que aquí, a través de las enmiendas presentadas por los mismos diputados centristas», según Bandrés.

El carpintero y la cama

Por lo demás, algunas intervenciones estuvieron salpicadas de momentos tragicómicos, como aquel en el que el diputado de Euskadiko Ezkerra acusaría al proyecto de ley de haber sido la causa de la muerte de los dos estudiantes universitarios en la manifestación anti-LAU del pasado 13 de diciembre. En nombre de UCD, Oscar Alzaga contestó, bastante indignado, que imputarle a UCD la muerte de los citados jóvenes era algo así como «cargarle la responsabilidad del adulterio al carpintero que hizo la cama», y que no había ninguna relación de la causa con el efecto. El particular contenido del ejemplo utilizado por el diputado centrista haría comentar al parlamentario del PSOE Luis Ramos que «siempre están pensando en lo mismo», y calificaría al señor Alzaga dentro del apartado del varón clerical represivo indicado en EL PAÍS de ayer. El señor Bandrés, por su parte, contestó que no era su intención decir que habían sido los mismos miembros de UCD quienes habían salido a la calle con una pistola a matar a los estudiantes. «Nada más lejos de mi ánimo», dijo.

También sus señorías intercambiaron variados elogios. Así, Bandrés diría del ministro de Un¡versidades e Investigación, Luis González-Seara, que era el miembro más liberal del Gobierno, mientras que Oscar Alzaga calificaría el discurso de Trías Fargas como «una lección magistral e interesantísima incursión por el alma mater de nuestra historia», y es que el representante de la Minoría Catalana recorrió, paso a paso, la andadura académica desde la antigüedad hasta nuestros días.

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