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El aplazamiento de la "cumbre" de la CEE concede un respiro a Gran Bretaña

El aplazamiento de la cumbre europea de Bruselas, provocado por la actual crisis política italiana, proporcionará «un tiempo adicional» necesario a la diplomacia de la Comunidad para intentar buscar una solución al problema de la contribución británica al presupuesto comunitario, según han informado fuentes gubernamentales en esta capital.

Esa solución puede venir de la mano de una nueva oferta redactada por la Comisión Europea en Bruselas y recibida en Londres el pasado día 20 de marzo, cuya existencia fue revelada de pasada en una intervención en la Cámara de los Comunes por el secretario financiero del Tesoro, Nigel Lawson.Lawson, que se negó a ampliar el contenido de la propuesta, dijo que podría constituir la base de «una solución justa, adecuada y aceptable» para resolver el problema de la contribución británica, «siempre que exista una voluntad política de arreglo por parte de los demás Estados». El condicionante es importante porque, hasta este momento, Francia no ha demostrado ninguna «voluntad política de arreglo» del problema, a menos que Gran Bretaña acceda a temas tabú en Inglaterra, como son la aceptación de una. política pesquera común por parte del Reino Unido, una contribución británica destinada a financiar los excedentes de cordero y el acuerdo británico a una subida de los precios agrícolas.

Gran Bretaña, que ha renegociado ya dos veces los términos de su contribución al presupuesto comunitario, tendrá que financiar este año el 20% de dicho presupuesto, lo que la supondrá un déficit de 1.209 millones de libras (unos 180.000 millones de pesetas), entre lo que aporta y lo que recibe.

Con estas cifras a la vista, no es extraño que en una reciente encuesta de opinión, realizada a nivel del Mercado Común, sólo el 29% de los británicos se mostraran favorables a la Europa comunitaria frente a un 41 % en contra. Los ingleses se preguntan, y no les falta razón, por qué su país, que se encuentra el tercero por la cola entre los nueve de la Comunidad, sólo delante de Irlanda e Italia, tiene que convertirse en banquero de países mucho más ricos que el suyo. Además de Inglaterra, sólo Alemania y Francia contribuyen con más de lo que reciben, la primera, con 699 millones de libras, y el segundo, con trece. El resto tiene un claro superávit en sus contribuciones, que oscilan desde los 489 millones que recibe Italia a los 195 de Luxemburgo.

Las contribuciones nacionales al presupuesto comunitario se nutren principalmente de un porcentaje del impuesto del valor añadido de cada país -este año del 1 %- y de una proporción de lo recaudado por las aduanas de productos alimenticios y otros productos que proceden de países ajenos a la Comunidad. Este último impuesto se ha disparado como consecuencia de la importación de productos alimenticios por parte del Reino Unido de países de la Commonwealth, principalmente Australia y Nueva Zelanda, que le salen mucho más baratos que los comunitarios.

Un mecanismo corrector acordado en 1975 para solventar este problerna no ha dado resultado, ya que se aplica solamente a países con un fuerte déficit en su balanza de pagos, y Gran Bretaña cuenta con superávit en su balanza, gracias al petróleo del Mar del Norte.

La urgencia del problema es tal, que la diplomacia británica está realizando fuertes presiones para que la cumbre, que debía haberse reunido el próximo día 31 en Bruselas, se celebre lo más tarde en la segunda quincena de abril y no se aplace nuevamente hasta la reunión de junio prevista en Venecia.

Aunque el contenido de la nueva propuesta de la comisión no ha sido revelado, se cree que básicamente contiene la oferta de una reducción de 350 millones de libras (unos 52.500 millones de pesetas) hecha en la cumbre de Dublín y una cantidad no especificada de proyectos a financiar dentro del Reino Unido.

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