Ensayos rijosillos
Aunque a menudo se nos asegura que el erotismo cede, que la capacidad de sorpresa va menguando en lo que al sexo se refiere, el caso es que a lo largo del pasado año más de la mitad de la producción cinematográfica francesa se dedicó a filmes pornográficos. Ello se debe no sólo a la demanda del espectador, sino también a la baratura de los costes. En España siempre hemos ido a remolque de modas foráneas. Cuando en Francia apareció la famosa nueva ola, aquí se intentó algo parecido. Los tiempos cambian y al auge del erotismo actual, seguido entre nosotros en modestos escarceos al amparo del drama o la comedia, se responde con estos cuentos, nada menos que diez, verdadera antología a través de la cual los jóvenes y los ya no tan jóvenes dan forma a su peculiar visión del género.Lo primero que llama la atención es tal exceso de nómina junto a lo escaso de auténticos valores habida cuenta de que el acto en sí, por razones obvias, consume en cada episodio la mitad del tiempo, queda muy poco para la imaginación, el humor o la fantasía, aparte de la exhibición de los meros ejercicios musculares
Cuentos eróticos
Dirigidos por Enrique Braso, Emma Cohen; Fernando Colomo, Jaime Chávarri, Jesús García de Dueñas, Augusto Martínez Torres, Josefina Molina, Juan Tebar, Alfonso Ungría. Intérpretes: Patricia Adriani, José Luis Aguirre, Ana Belén, Enriquela Carballeira, Emma Cohen, Juan Diego, Pedro Diez del Corral, Claudia Grayy, Alicia Hinojosa, Carlos Lucena, Virginia Mataix, Isabel Mestres, Juan José Otegui, Aurora Pastor, José Luis Pellicena, Luis Politi, Cecilia Roth, Alicia Sánchez, Cristina Sánchez Pascual, Julieta Serrano, Luis Suárez. Erótica. España. 1978. Locales de estreno: Rexy Luchana 2
Ejercicio final de carrera
El erotismo o, si se quiere, el amor sensual -no hace falta aclararlo- es algo más que puro ayuntamiento; no el de Tierno Galván, sino el otro, y ese algo es lo que se echa de menos en este prolongado florilegio. Más que un filme profesional parece ejercicio final de carrera de alguna escuela de cine erótico, en el que cada alumno deja constancia de su saber y actividades. Ni siquiera falta el profesor -en este caso Berlanga- erotómano oficial del reino, no se sabe muy bien por qué, como no sea por sus propias declaraciones. Bien es verdad que también asegura que el cine debe volver a las barracas de feria y ahora aparece convertido en flamante director de nuestra oficial filmoteca. Resulta curioso definirse anarquista y organizar ficheros reclamando los archivos de No-Do.Pero, volviendo a las historias, más parecen ensayos de amiguetes que acercamientos serios al tema que anuncian. Unos, apenas iniciados; otros, sin concluir, la mayoría coinciden en la ambientación, siempre en chalés de superlujo, verdaderas joyas de la nueva arquitectura para ricos. Se diría que, fuera de tales urbanizaciones, el amor en España no existe, que el resto del país vive aún de sueños ascéticos. Ciertos momentos se salvan gracias a contados actores, aunque no es este el caso de Ana Belén, a la que no se sabe por qué, casi siempre que se acerca al cine se la suele rodear de estupideces. En esta ocasión, la cosa llega a tanto que Santiago Carrillo debería llamarle al orden, por supuesto respetando toda clase de libertades individuales y creacionales. Emma Cohen, nadando desnuda bajo las estrellas, más que erótica, resulta de ciencia ficción, como los michelines de Politi y tanto muslo, pecho, jadeos y demás atributos tradicionales, incluido Juan Pardo haciendo de paleto.
Una vez llevado a cabo tal desahogo eroticocreacional, es de esperar que los interesados vuelvan a sus trabajos cotidianos. Por supuesto que todo el mundo tiene derecho a vacaciones, pero si, tal como asegura la publicidad, «los jóvenes directores del cine español también se ponen cachondos», antes que verter sus ardores cara al espectador, deberían contar con unas dosis de bromuro facilitadas por la actual Dirección General de Cinematografía.
Babelia
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