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Schmidt y Strauss, de acuerdo en mantener la "ostpolitik"

El Gobierno y la oposición de la República Federal de Alemania han debatido, por tercera vez en este año, sobre las consecuencias de la invasión soviética de Afganistán, y esta vez -el debate se refería a la «situación de la nación»- las posiciones respectivas se han aproximado. Tanto el canciller Helmut Schmidt como su oponente, el jefe del Gobierno bávaro, Fran Josep Strauss, han coincidido en mantener los logros de la ostpolitik, iniciada hace casi diez años con los encuentros del entonces canciller Brandt y el jefe del Partido Socialista Unificado (comunista) de la RDA, Erich Honnecker, en Erfurt (RDA) y Kassel (RFA).Los matices han diferido en cuanto a las contrapartidas. Strauss ha pedido una postura más enérgica y ha repetido su postura favorable al boicot olímpico. Schmidt ha recordado que su posición es favorable a la participación en los Juegos, siempre que la URSS cree las condiciones favorables para ello. Sin embargo, este debate no ha significado la gran ruptura, la definitiva «declaración de guerra» entre el canciller y el aspirante a la cancillería, como auguraba ayer un diario matutino.

El canciller ha mantenido su declaración en los límites de la ostpolik interalemana, como es habitual en sus «declaraciones sobre la situación de la nación», y Strauss se ha acomodado a ello, con sus acostumbradas referencias de estos días al «disgusto» norteamericano por la postura de Bonn respecto de la crisis de Afganistán. El canciller presentó un resumen positivo de la política interalemana en su primera década y abogó por que «lo antes posible» se celebre su primer encuentro oficial con Erich Honnecker, aplazado sucesivamente y previsto en un principio para los primeros meses de 1980.

El canciller Schmidt reiteró, también ayer, ante el Bundestag el apoyo de su Gobierno a la celebración de la Conferencia de Cooperación y Seguridad Europea en Madrid, enjuiciando el reciente encuentro científico de Hamburgo, en base al Acta Final de Helsinki, como parte del diálogo europeo, lo que demuestra, según Schmidt, que «en tiempos difíciles también es posible la cooperación».

El jefe de la fracción parlamentaria socialdemócrata, Herbert Wehner, sintentizó en su intervención la postura alemana más adecuada, a su modo de ver: ni desvinculados del problema de Afganistán ni aislados del resto de Occidente. Pero esto no es lo mismo que quiere la oposición, «que echa en cara a la industria el no haber roto aún sus relaciones con el este europeo». El mismo entendimiento se observó en las intervenciones de Schmidt y Strauss sobre el tema del rearme y el control de armamento, aunque Strauss exigiese, de paso, sanciones económicas contra la Unión Soviética.

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