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Senegal propicia una mediación en el conflicto del Sahara

El presidente senegalés, Leopoldo Segar Senghor, envió ayer a Argel al ministro de Asuntos Exteriores, Mustafa Niasse, en el marco de una nueva mediación destinada a tratar de lograr una entrevista entre dirigentes argelinos y marroquíes. En Dakar, medios oficiales citados por el diario Le Soleil estiman que Senghor trata de «sacar del atolladero en que está metido» al rey Hassan Il. por considerar que este último corre un grave peligro de ser derrocado por el Ejército.El jefe del Estado senegalés intentaría convencer a los dirigentes argelinos de que la caída de la monarquía alauita sería el inicio de un proceso de mayor desestabilización en toda la zona del Magreb, pero en la capital argelina se ha consolidado el convencimiento y la decisión de no actuar en nombre del Polisario en ningún tipo de negociación directa con Marruecos.

El Polisario sigue siendo el único interlocutor válido al que deben apelar los dirigentes marroquíes, insisten aquí los argelinos, quienes subrayan el carácter «absurdo» que tendría imaginar que, de la manera en que van las cosas, política y militarmente a los saharauis, Argelia podría sustituir a la RASD.

¿Nueva conferencia de Madrid?

Por su parte, Le Soleil afirma que el Gobierno español no sería contrario a la convocatoria de una nueva «conferencia de Madrid», destinada a «salvar» al rey Hassan II y a conceder al Polisario una parte de las reivindicaciones que éste plantea.En este sentido el Polisario ha puesto de relieve de forma reiterada que España sólo podría recuperar el prestigio perdido en cuanto al tema tras reconocer la invalidez de los acuerdos tripartitos de Madrid y establecer relación directa y pública con el Polisario, al margen de la actitud actual, caracterizada por tímidos contactos entre la delegación en Argel del frente saharaui y el embajador de España.

Tampoco se hace abstracción aquí que los golpes contundentes que el Polisario está asestando a las fuerzas marroquíes constituyen tal vez una especie de «consolación» para la alta oficialidad española que, a pesar de su silencio, no ocultaría su admiración por la forma en que combaten las unidades saharauis.

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