La otra cara de la guerra
Si no fuera por su habitual tendencia a lo sentimental, al menos en lo que a su producción cinematográfica se refiere, Jhon Schlesinger sería uno de los mejores realizadores ingleses de los últimos tiempos; sin embargo, su deseo de llegar al público, a través de los caminos tradicionales en tal tipo de relatos, resta valores considerables a su modo de contar, casi impecable.Director completo que, a más de sus filmes, reúne en sus actividades el teatro, la ópera e incluso los modernos musicales. Schlesinger, unas veces en Estados Unidos y otras en Inglaterra, sabe sacar a flote empeños como este para satisfacción del público y de sus productores. Para ello cuenta con su oficio en la dirección de actores y una técnica si no brillante sí muy eficaz, que le sirven para paliar en el caso de estos Yankis ciertos lugares comunes y bastantes rasgos o momentos convencionales. Sabe llamar al corazón de los británicos y conmover a un tiempo al público americano, baza importante en tal tipo de empresas industriales, sin olvidar tampoco a todos aquellos que en los conflictos bélicos suelen verse retratados en sus vidas oscuras y recios avatares.
Yankis
Guión de Colin Weliand v Waller Berstein. Fotografía: Dick Bush. Música: Richard Ronev Bennett. Dirección: Jhon Schlesinger. Intérpretes: Richard Gere, Lisa Eichhorn, Vanesa Redgrave, William Devane, Chic Venera, RacheIRoberts, Deen Sqyder, Annie Rossy Wendy Morgan. Dramática. EE UU. Locales de estreno: Tívoli y Bulevard.
Estas vidas paralelas de reta guardia se dan aquí a través de tres típicas parejas que los azares de la última contienda mundial une, y a la vez separa, dejando una vía abierta a la esperanza. Los conflictos entre los invasores pacíficos del suelo inglés y los recién llegados se resuelven a la postre en boda para algunos, y en la habitual despedida con que se cierran tales episodios. Los antiguos recelos se convierten a la larga, tal como suponíamos, en sincera amistad a la hora de combatir a los odiados alemanes, más peligrosos que la gente de color, a la que basta con expulsar de los lugares de recreo.
Se trata, pues, de un filme patriótico o, por mejor decirlo, de confraternización anglosajona, realizado como los de antaño, pero puesto al, día en lo que a escenas de amor se refiere, por aquello de que el tiempo para el cine no pasa en balde. Así estas historias de amor, que a pesar de sus anotaciones ambientales y su conato de conflicto racial sirve para aliar un poco la tensión de su segunda parte. En manos de otro realizador, habría ido a parar al apartado de novelas rosas bélicas.
Schlesinger la salva gracias a su evidente buen oficio en la dirección de actores, que se evidencia en el trabajo de Vanesa Redgrave, rozando el tópico de aristócrata en armas, capaz de concederse unas discretas vacaciones sexuales en tanto su marido regresa del frente, en William Deneuve, a la caza de mujeres de oficiales como en De aquí a la eternidad, pasado recientemente en la pequeña pantalla; Chick Vennera y su trabajo cómico de turno, y Lisa Eichhorn sobre todo, junto a Richard Gere en lo sentimental, no sólo por sus personajes, sino por su oficio, en el que, a pesar de su juventud, resultan poco menos que impecables. La ambientación, como se ha dicho, es buena en rostros, gags y paisaje. Los niños están bien, como siempre, al igual que la fotografía en estos casos. No así la música, que peca a la larga de un exceso de violines melancólicos.
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