_
_
_
_

Resucita en Francia la agitación estudiantil

La dimisión, ayer, de Pierre Merlin como director de la Universidad mundialmente célebre de Vincennes, es el hecho culminante de un proceso de agitación que sacude a toda la enseñanza francesa y, de manera más espectacular, a ese centro multinacional que nació al amparo de la revisión que impusieron las barricadas de mayo de 1968. En varias universidades francesas, la defensa de los estudiantes extranjeros es el detonante de las perturbaciones, huelgas de hambre, secuestros que, este viernes, culminarán con una manifestación en París, convocada por docena y media de sindicatos y asociaciones estudiantiles.

Anteayer fue secuestrado, durante varias horas, el rector de la Universidad de Poitiers. En varias universidades la agitación se multiplica. En Vincennes, anteayer también, el rector del centro, señor Merlin, permaneció secuestrado durante trece horas en su despacho por unos trescientos alumnos, profesores e, incluso, algún miembro del consejo de dirección.Al margen de otros problemas relativos a la enseñanza, uno común a los centros universitarios viene alimentando la tensión en el mundo docente: la admisión de estudiantes extranjeros.

En diciembre pasado, el Gobierno decretó normas para reglamentar la admisión de esta población estudiantil. Dicha normativa está destinada a «privilegiar las peticiones de estudiantes deseosos de cursar estudios inexistentes en sus países respectivos». Los poderes oficiales argumentan que, en suma, Francia puede enorgullecerse, de la acogida que ofrece a los extranjeros.

La interpretación que hacen algunos sindicatos estudiantiles de la política universitaria oficial es diferente: con la reglamentación actual se trata de segregar las inscripciones en función de un «cierto orden y de intereses mezquinos».

Una de las razones que, de un mes a esta parte, fomentan de nuevo la agitación en Vincennes, se refiere al problema de los extranjeros. El rector denunció, a varios estudiantes no franceses que, según él, habían presentado documentación falsa para inscribirse.

Droga, policías y controles

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pero la crisis de esta universidad experimental es más profunda. Una vez más, la venta de droga en el recinto universitario, la presencia de la policía por los alrededores de la universidad para localizar a los traficantes, el control impuesto por el presidente a la entrada, además de la cuestión de los estudiantes extranjeros, exacerbaron el clima que, anteayer, desembocó en el secuestro del señor Merlin, quien, pocas horas después, presentó su dimisión. Pero todo esto es la cresta visible del iceberg. Vincennes es un centro, universitario sin paralelo en el mundo. Creado por las autoridades tras las barricadas del 69 para canalizar la multicontestación que brotó en esa época, su vida desde entonces, a imagen y semejanza de la sociedad, ha sido caracterizada por etapas más o menos tranquilas y por otras turbulentas. Sus estructuras y su población, radicalmente anticonformistas, han genérado problemas cada día más difícilmente controlables por una sociedad que, en definitiva, rechaza este injerto.

En Vincennes, procedentes de todo elmundo, cohabitan actualmente 32.000 estudiantes. Cualquier persona, de cualquier edad, obrero, semianalfabeto o bachiller puede, inscribirse en este centro, en el que ha desaparecido el curso magistral sustituido por la participación de profesores y alumnos en la confección de programas y de disciplinas. A esta ruda experiencia hay que añadir la nueva sociedad surgida con todos los problemas implícitos, sociales, políticos y de costumbres.

En esta comprensión, los defensores de Vincennes ven el principio del fin de la universidad experimental. El cambio debe efectuarse al empezar el curso próximo y, por ello, la crisis actual de Vincennes, con la dimisión, del rector, es para muchos la última crisis.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_