Edición facsimilar de "Historia de los poetas extremeños del siglo XVI"
Un grupo de extremeños acaba de publicar una edición facsímilar del libro de Antonio Rodríguez Moñino Historia de los poetas extremeños del siglo XVI, recuperándose una importante obra que pudo quedar perdida por una serie de circunstancias cuyas consecuencias estuvieron a punto de destruir un ingente trabajo de investigación único por el momento.
Historia de los poetas extremeños del siglo XVI fue escrita en 1930 por el extremeño y académico de la Lengua que fue Antonio Rodríguez Moñino, cuando sólo contaba 20 años de edad, y en ella se da noticia de los nombres de todos los literatos extremeños del siglo XVI y se recogen fragmentos de obras de los más destacados, una labor nunca realizada, por lo menos, con tal minuciosidad.A expensas de la Diputación Provincial de Badajoz, la obra fue impresa en 1935 y almacenada en un taller de encuadernación durante toda la guerra civil. La estúpida persecución que sufrió el autor en la posguerra llevó a la convicción del propietario del almacén que la custodia de la obra le comprometía y decidió deshacerse de ella quemando todo el material. Sólo se salvaron cuatro ejemplares de capillas, uno de los cuales lo posee la viuda del académico, otro, en poder de don Pedro Sainz Rodríguez, y otros dos cuyo destino se desconoce.
Esta obra, ahora descubierta, es la única que aporta datos precisos sobre el desarrollo de las letras castellanas en esta demarcación geográfica, donde destaca el autor la inexistencia de una verdadera literatura regional. En Extremadura, decía Rodríguez Moñino, ha habido siempre literatos, pero nunca una sucesión mental propia con dependencia intelectual, coincidencias temáticas y estética y labor vertebrada, engarzada como en otras regiones. No significa esto, naturalmente, que en Extremadura no hayan existido grandes escritores, lo que no aparece, según el autor, es la obra colectiva. «Están los postes de la red telegráfica, pero no el tendido de la línea.»
Nacido en Calzadilla de los Barros en 1910, recibió en Badajoz los primeros estudios, dedicándose pronto a trabajar en el archivo provincial, donde tuvo la oportunidad de descubrir importantes obras y documentos desconocidos de la literatura extremeña, que fueron el origen de su obra bibliográfica sobre Extremadura. Destacan sus obras Historia de la literatura extremeña y su trabajo de investigación sobre la imprenta.
Catedrático de instituto, ejerció la docencia en tierras levantinas hasta la terminación de la guerra civil, cuando se inició una injusta persecución contra su persona y fue apartado de su cátedra. Colaborador de varios académicos durante algún tiempo, accedió a la Academia de la Lengua, quedando así reconocida su figura y su obra, al tiempo que se le restituía en su cátedra, que él rechazó, aceptando la que le ofreció la Universidad de Califonia.
