El mundo vegetal de Gloria Alcahud
Expone sus "Organismos vivientes" en la sala del Patrimonio Artístico
Los Organismos vivientes, de Gloria Alcahud, plasmación de un mundo onírico y fantástico donde lo vegetal es sólo intencionado pretexto, ocupan estos días, y hasta el 17 de marzo, la sala de exposiciones de la Dirección General del Patrimonio Artístico, en la Biblioteca Nacional. La pintora vallisoletana demuestra en esta serie de óleos las posibilidades pictóricas de un solo ser, la flor, que ella misma reivindica como motivo de inspiración e investigación en su obra, y que ha dotado a su pintura de una personalidad propia.
Son 44 óleos sobre madera, variaciones en tomo a la flor como tema único, que se multiplica en una serie inagotada de formas y colores. Flores-pájaro, flores-máquina, flores del mal y de la bonanza, flores que parecen mirarte inquisitivamente. Todas ellas viven, en reposo, sobre indefinidos horizontes, sumergidas en atmósferas húmedas, vegetativamente tensas, incluso agresivas. Todas ellas son los Organismos vivientes que han nacido del pincel de Gloria Alcahud en el último período de su producción.«Me interesa el mundo vegetal. La genética vegetal, sobre todo, me paece apasionante por las posibilidades de transformación, de cambio, que entraña. Algunas de mis flores con como mutantes», señala la pintora vallisoletana. «Al elegir la flor como tema no he obrado arbitrariamente. El mundo de las flores es un mundo vivo y fascinante, de gran riqueza plástica y sensual, pleno de su gerencias inquietantes, como el espectáculo que ofrece una simple flor observada a través de un microscopio.»
La insistencia en la flor, que loria Alcahud afirma haber reivindicado como motivo de inspiración e investigación pictórica, y la técnica particular que utiliza -ella misma prepara sus mezclas de colores- han dotado su pintura de una personalidad propia, de un estilo muy particular que permite distinguir e identificar sus obras. «No, no me canso de volver una y otra vez sobre las flores», asegura. «Es un universo inagotable, casi inexplorado, y creo que estoy sólo empezando a descubrirlo. Me queda todo por hacer.»
Sin embargo, reconoce que se ha dado una evolución en su tratamiento pictórico del asunto vegetal, de acuerdo con la necesidad de expresar las experiencias acumuladas que constituyen, en último término, la fuente que alimenta el impulso de pintar.
«Entre las flores que existen en el mundo real, mis preferidas son la violeta, por su color, y la orquídea, por las formas cambiantes que adopta a veces, imitando insectos, hojas u otros organismos vivos», concluye Gloria Alcahud, en la realidad pintora de flores-ficción.
Babelia
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