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Felipe González explica a los socialistas europeos el "no" del PSOE a la OTAN

El ingreso de España en la OTAN perjudicaría el actual equilibrio entre los dos grandes bloques y suprimiría uno de los posibles lazos de entendimiento de Europa, no sólo con el mundo árabe y con Latinoamérica, sino con los propios países integrantes del Pacto de Varsovia. Esta tesis fue defendida ayer por el secretario general del PSOE, Felipe González, ante el XI Congreso de la Unión de Partidos Socialistas y Socialdemócratas de los nueve países miembros de la CEE.

La delegación española se mostró satisfecha de la acogida que su postura va obteniendo progresivamente entre sus correligionarios europeos, especialmente si se tiene en cuenta que todos los miembros de la CEE, excepto Irlanda, son, a su vez, miembros de la Alianza Atlántica. El PSOE quiere convencer a partidos tan importantes como el PSD alemán o los socialistas belga y holandés, los tres en el gobierno, de la importancia que, no sólo para España, sino para toda Europa, tiene el hecho de que nuestro país se mantenga al margen de la OTAN.El discurso de Felipe González fue recortado a última hora porque el presidente de la Internacional Socialista, el alemán Willy Brandt, que habló dos horas antes, le había «pisado» prácticamente todo el análisis de la situación internacional. El señor González señaló que Europa es un aliado natural y necesario de los países en vías de desarrollo, que tienen recursos materiales, pero carecen de tecnología y de financiación. Muchos de estos países, afirmó, no quieren hipotecar su independencia adquiriendo esa tecnología o financiación en uno de los dos grandes bloques y miran hacia Europa como una alternativa posible.

El líder socialista español propuso la creación de un organismo europeo de cooperación, del que formen parte todos los países de nuestro continente, excepto la Unión Soviética, en su condición de superpotencia. Este organismo sería el encargado de establecer las líneas de cooperación y ayuda con el movimiento de los no alineados y con los países en vías de desarrollo.

El señor González aludió a la necesidad de que Europa mantenga sus opciones actuales de defensa, lo que implica el mantenimiento del equilibrio entre las dos grandes alianzas militares. «En este contexto», afirmó, «mi partido considera fundamental que no se incremente el número de países miembros del Pacto de Varsovia ni de la Alianza Atlántica, independientemente de que esos países que no formen parte de los pactos estén ligados militarmente a una de las dos alianzas, porque, finalmente, así lo exige su propia independencia.»

Felipe González insistió también en la necesidad de desnuclearizar el Mediterráneo, así como de trabajar en el camino de su neutralización, aunque no ocultó las dificultades para ello, entre otras, la exigencia previa de que se solucionen el conflicto palestino y el saharaui. Sugirió también la creación de un organismo regional mediterráneo. Tanto el señor González como Willy Brandt aludieron a la importancia de la Conferencia de Madrid.

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