Israel defiende la colonización de territorios árabes

«La repoblación judía de Judea y Samaria es un derecho inalienable del pueblo, ligado a las necesidad de seguridad de Israel.» Esta es la respuesta oficial dada por el Gobiemo israelí, de modo unánime, a la resolución condenatoria del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la que se rechazaban las colonizaciones judías en Cisjordania y Gaza y se exigía el desmantelamiento de las ya existentes, incluyendo las de la zona Este de Jerusalén. Asimismo, el Gobierno judío ha recordado que la unidad de Jerusalén -«capital eterna de Israel»- es irreversible.Dicho esto, los ministros israelíes se mostraron divididos respecto al poblamiento judío de Hebrón y la decisión sobre este tema, una vez más, ha sido aplazada para la semana próxima.

Hubo vivos debates sobre este punto y un altercado que opuso al primer ministro, Menahem Begin, y al ministro de Defensa, Ezer Weizman. «¿Cuánto tiempo vamos a permanecer ocupados por asuntos como el de Eilon-Moreh o por el de Hebrón, que hacen que el mundo entero se aparte de nosotros, en lugar de ocuparnos de cuestiones capitales para, el porvenir de nuestro país?», gritaba Ezer Weizman. Menahem Begin se puso rojo de cólera: «Baje el tono. Soy yo quien preside el Consejo de Ministros, y es a mí a quien compete decidir si una cuestión es importante o no. »

¿Cómo fue acogido el telegrama dirigido por Carter a Begin, en el que el presidente norteamericano se esforzó por excusar el voto condenatorio americano en el Consejo de Seguridad, como «el resultado de un malentendido» y de una «ruptura de la comunicación» entre la Casa Blanca y el embajador de Estados Unidos en la ONU? Los dirigentes israelíes dudan de estas explicaciones. Ellos no creen en una «ruptura de comunicación» entre el presidente y su embajador en un asunto de esta importancia. En Jerusalén se inclinan a pensar que es el miedo de Jimmy Carter a perder demasiados votos ante Kennedy, en Massachussets, lo que le ha puesto ante esta prueba, poco convincente, para «salvar la cara» en el último minuto.

En realidad, se afirma en Jerusalén, «Carter ha querido jugar las dos bazas, repicar y estar en la procesión, aprobando, primero, unaresolución antiisraelí y excusándose, en seguida, de este voto sin precedentes. ¿Qué le queda ahora de su credibilidad? Poca cosa. El presidente de Estados Unidos se ve atacado a la vez por Yasser Arafat y por Israel.

Sin duda, su telegrama ha evitado lo peor: el Gobierno de Begin no podía, después de haberlo recibido, ignorarlo y tomar decisiones demasiado antiamericanas y extremistas en el ámbito de la colonización judía en territorio ocupado.

El voto americano en el Consejo de Seguridad ha vueltó a estimular la unidad nacional israelí. Dos líderes de la oposición laborista, Shimon Peres e Itzak Rabin, han dudado públicamente de la capacidad de los norteamericanos de ser jugadores imparciales en el conflicto árabe-israelí. Para el diputado y presidente de los laboristas, Shimon Peres, el voto americano es de una gravedad sin precedentes, y añade: «Va a exacerbar el extremismo, entre los árabes y anegar las vías moderadas, ya que no se puede pedir a los árabes que sean menos pro árabes que los norteamericanos.»