Enfrentamiento ideológico entre la izquierda y la derecha en el debate del Estatuto de Centros Escolares
La discusión que inició ayer el Pleno del Congreso sobre el Estatuto de Centros Escolares alineó a las fuerzas parlamentarias, de acuerdo con profundas convicciones ideológicas, en posiciones de izquierda y de derecha. Los socialistas anunciaron que será esta la primera ley orgánica de desarrolló de la Constitución que votarán en contra. La Cámara rechazó la propuesta socialista de devolución del proyecto de ley al Gobierno por 116 votos favorables (socialistas, comunistas y andalucistas),174 en contra (UCD, CD y Minoría Catalana) y dos abstenciones. El grupo Mixto votó de modo plural, y el PNV permaneció ausente del hemiciclo. El debate se inició con la presentación del proyecto por parte del ministro de Educación, José Manuel Otero Novas.
«Las leyes de Educación no van a eliminar como por ensalmo los poderosos factores discriminatorios extraescolares, pero sí van a contribuir a quebrantar sus efectos. La red de centros docentes a los que lleguen fondos públicos actuará como instrumento de progresiva igualación social. Así queremos que sea, y esa finalidad persigue la ley de Centros Docentes y el sistema de financiación de la enseñanza, que está previsto establecer.» Esta fue una de las afirmaciones más resonantes del ministro de Educación, José Manuel Otero Novas, en su discurso de presentación ante el Pleno del Congreso de la ley orgánica que regula el Estatuto de Centros Escolares.Otero Novas comenzó por hacer algunas disquisiciones sobre la libertad, pluralismo, la democracia y el consenso: «Pretender un consenso doctrinal continuo», dijo, «supone ignorar la naturaleza humana. » Al abordar la «real diversidad de opciones educativas», aseguró que pretender eliminarla «sería mesianismo totalitario; ignorarla sería ingenuidad peligrosa. Cualquier opción educativa supone siempre, seamos o no conscientes de ello, una respuesta ante cuestiones últimas, quizá ultracientíficas, en nuestro actual nivel de conocimiento y ante las cuáles nadie puede alzarse con la pretensión de tener la única verdadera. Y, en cualquier caso, nadie puede, en pura legitimidad democrática, imponer la propia, directa o indirectamente a los demás. Resulta así que el respeto al pluralismo educativo va incluido en la aceptación del principio que hace posible la democracia misma».
Se refirió en otro momento a que «la inclusión del término ideario en este proyecto legal ha suscitado algunos recelos», y añadió que ese ideario -positivo o negativo, aceptado o elaborado por los padres, según los casos- no es otra cosa que la definición del carácter propio que a cada centro confiere el tipo de educación que se imparte.
Mencionó luego el ministro la necesidad de crear las «condiciones materiales» que hagan posible el ejercicio de los derechos educativos. «Comprendo», dijo Otero Novas, «que algunos encuentren en los supuestos dogmáticos de su propia filiación política cierta dificultad para aprobar una ley que consagra el pluralismo y la libertad.» En ese momento se escucharon en la Cámara algunos silbidos y murmullos de protesta, entre los bancos de la izquierda,
«Pero sería triste», siguió Otero Novas, «que quienes también en la oposición se inspiran, como así lo vienen demostrando en estos valores de pluralismo y libertad, no lo refrendaran en esta ocasión, como si la ley no respetara con igual fuerza y claridad los valores de justicia o de igualdad, o por el temor infundado de que la situación escolar continúe siendo la misma que hasta ahora. »
Concluyó el ministro de Educación afirmando que la situación que resulte de la aprobación de este texto legal será muy distinta porque «existirá la posibilidad real de que todos los españoles opten por el tipo de educación que deseen para sus hijos». «Porque la Administración no va a financiar centros, sino a los ciudadanos para que éstos elijan. Porque nadie va a disfrutar de fondos públicos para buscar ningún tipo de negocio privado con la enseñanza. Porque todos los españoles van a tener ciertas posibilidades educativas, hasta ahora reservadas a los de mayor nivel de ingresos. Porque los centros, tanto públicos como privados, con alumnos financiados por el Estado, serán interclasistas, dejando de ser los centros estatales un refugio necesario para las clases menos acomodadas. »
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