La liberación de los rehenes norteamericanos puede demorarse dos meses

La puesta en libertad de los cincuenta rehenes norteamericanos en la embajada de Teherán se demorará al menos diez semanas, según declaraciones del ayatollah Mohamed Behesthi, secretario general del Consejo de la Revolución.Estas diez semanas sería el tiempo mínimo, puesto que la liberación será tratada por el futuro Parlamento iraní, cuya primera reunión, en caso de mantenerse el sistema electoral de doble vuelta, comenzaría el 7 de abril.

Las precisiones del ayatollah Behesthi siguen a unas declaraciones del imán Jomeini, quien el sábado pasado afirmó que la suerte de los norteamericanos será dilucidada en las reuniones del próximo Parlamento.

El comentario sobre los rehenes dio pie a Behesthi, uno de los líderes más intransigentes en el tema de los rehenes, a explicar que una mejora en las relaciones entre Teherán y Washington sólo será posible si este último cambia radicalmente de política.

Ante la posibilidad de que la comisión de la ONU encargada de investigar los crímenes del ex sha se entreviste con los rehenes, Behesthi declaró que el tema podría ser planteado ante el Consejo de la Revolución, pero «en cualquier caso, estaría sujeto a amplias discusiones».

Por su parte, el Departamento de Estado norteamericano expresó su preocupación por la demora en la puesta en libertad de los rehenes y su portavoz, Hodding Carter, afirmó que la Administración «no quería creer» que la liberación pudiera atrasarse varios meses.

A pesar de las palabras optimistas pronunciadas el pasado domingo por el presidente Jimmy Carter, las declaraciones del presidente iraní, Abdolhassan Banisadr, el pasado martes, indujo ayer a la Administración estadounidense a reconocer que la realidad era más sombría de lo que se esperaba.

Hasta ahora, Estados Unidos esperaba que el secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, convenciese a las autoridades iraníes sobre una rápida solución en el caso de los rehenes con el nombramiento de la comisión internacional.

Hodding Carter, en alusión a los contactos que se han llevado a cabo en los últimos días para la solución del asalto a la embajada en Teherán, declaró que «no merecía la pena comentar las declaraciones de los líderes de Irán, dado que su política es tan confusa que puede girar 360 grados en cuestión de horas».

Al desaparecer la incógnita acerca de la suerte de los rehenes norteamericanos, cincuenta en la embajada en poder de los «estudiantes islámicos» y otras tres en el Ministerio de Asuntos Exteriores, el interés del Gobierno estadounidense se cifra en estos momentos en conocer cuándo serán liberados, «asunto que queda en manos del nuevo Parlamento», según declaraciones del presidente Banisadr.

Esta demora en la liberación de los rehenes ha comenzado a ser analizada por los periodistas norteamericanos en base a la campaña electoral de Carter en las próximas elecciones primarias. Se piensa que el presidente puede seguir con sus éxitos en Florida, Illinois, etcétera, si sigue utilizando el patriotismo estadounidense sobre el tema iraní.