_
_
_
_

Las Alpujarras, una comarca deprimida con inmensas posibilidades

Cuando se pregunta a los rectores locales de los pueblos de Las Alpujarras sobre el futuro de su comarca, todos, sean de izquierdas o de derechas, coinciden en afirmar que esta zona está llena de inmensas posibilidades. Hoy, Las Alpujarras, con los de la sierra de Segura, en Jaén, son el principal enclave UCD en los ayuntamientos de las provincias de Andalucía oriental. Es una constante en Andalucía que las zonas más deprimidas y subdesarrolladas están en manos de los alcaldes de UCD.

Más información
Escuredo rechaza la tesis del "centralismo sevillano"
Los "caminantes por Andalucía" han recorrido doscientos kilómetros
Dimite un prestigioso dirigente de la UCD sevillana
La Junta explica a los empresarios las perspectivas de la industria
Campaña de encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas
Caravana de famosos en apoyo del referéndum

Las Alpujarras, con un elevadísimo índice de despoblación, están habitadas casi exclusivamente por ancianos y niños, además de algunos hippies (es la forma usual de denominar a todo el que llega de fuera en busca de tranquilidad, un trozo de tierra y un pequeño cortijo) y algunos extranjeros que han comprado casas deshabitadas en los pueblos. Esta zona, repartida entre las provincias de Granada y Almería, agrupa alrededor de cuarenta municipios y 40.000 habitantes. Francisco Rodríguez Pérez, concejal del Ayuntamiento de Lanjarón, la puerta de Las Alpujarras, y primer diputado provincial socialista en la historia de la comarca, explica que el triunfo de UCD en veintiocho pueblos el pasado 3 de abril se debe fundamentalmente a que «aquí la propiedad privada está muy repartida. No hay terratenientes, sino pequeños propietarios que trabajan o mantienen sus minifundios. En este aspecto no puede hablarse de caciques en la forma que se podría hablar de ellos en el resto de Andalucía. El cacique de Las Alpujarras es un cacique intelectual o seudointelectual (curas, médicos, maestros y señoritos venidos a menos), que tiene una gran influencia en la forma de pensar de la gente y les convence de que un triunfo de las izquierdas conllevaría una pérdida de las propiedades. Esta presión, ideológica encuentra campo abonado en la incultura de los alpujarreños».

«Por otra parte, desde la pasada guerra civil, la presencia de gentes de izquierda en la zona ha sido mínima, debido a la limpia absoluta que se hizo de izquierdistas. La represión de la dictadura fue tremenda aquí, y el que no murió fusilado tuvo que irse a otra parte. La presencia de la izquierda en los ayuntamientos alpujarreños se debe al trabajo de algunos jóvenes, sin tradición socialista en sus familias. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes han emigrado.»

"Ni aun votando todos, llegamos al 51%"

Un par de días antes del próximo referéndum del 28 de febrero se incorpora al servicio militar una nueva generación de jóvenes alpujarreños. «De cualquier forma», continúa Francisco Rodríguez, «creo que el problema fundamental con que se va a encontrar él sí en esta tierra el próximo día 28 es que el censo está superinflado. Hay quien dice que ni aun votando todos alcanzamos el 51 % necesario, y eso se une a que la provincia de Granada es una de las menos decididas a votar afirmativamente.»

En Carataunas, un pequeño pueblo enclavado en la Alpujarra Alta, el mejor baremo del censo actual lo da el consumo diario de pan. Sobre una población teórica de 220 habitantes, el panadero asegura que vende treinta panes diarios, como máximo, «y 35 los fines de semana, porque hay gente del pueblo que viene de Granada. Si usted calcula que un pan se lo pueden comer entre tres personas, más o menos, comprenderá que aquí no viven hoy más de noventa personas». Casos similares se dan en Bubion. « El censo dice que hay 520 vecinos, pero allí no quedan más de doscientas personas.» Manuel Mendoza, que fuera alcalde predilecto del subjefe provincial del Movimiento en la etapa anterior, preside hoy el Ayuntamiento centrista en Capileira, pueblo eminentemente turístico situado al pie del Veleta. «Pienso que si en Las Alpujarras hay mayoría de alcaldes de UCD será porque los ha votado la gente, y esto a pesar de que fue el partido que menos propaganda hizo en las elecciones municipales. Aquí, en pueblos pequeños, lo que decide el voto es el conocimiento de las personas y la confianza que la gente tenga en ellas. También creo que la oposición no presentó gente adecuada.»

Manuel Mendoza defiende a ultranza los postulado; lanzados por el señor Jiménez Blanco: «Creo que Andalucía no está preparada para una autonomía por la vía rápida. Prefiero cien veces el centralismo de Madrid al de los señoritos de Sevilla. La Andalucía oriental está mucho más cercana de la realidad de Murcia que de la de Huelva, por ejemplo.», Sin embargo, esta postura no es defendida por la totalidad de los alcaldes centristas en la zona. El pasado día 19, el periódico Ideal publicaba una nota envíada por la coordinadora de alcaldes y concejales de Las Alpujarras, en las que se apoya el sí al referéndum del día 28. «Coherentes con el acuerdo adoptado el día de nuestra constitución, el pasado trece de mayo. » Antonio Rodríguez Espinosa, único alcalde de candidatura PCA en Las Alpujarras, se considera socialista y simpatizante del PSOE. «Lo que pasa es que aquí, en Trevélez, no presentaron lista. La única de izquierdas que se presentó fue la comunista, y yo encabezaba la lista porque en una encuesta previa que se hizo en el pueblo fui el que más votos obtuvo. Creo que el triunfo de UCD en Las Alpujarras se debe a que la gente mayor es fácil de convencer y a muchos de ellos les han dicho que un triunfo de la izquierda supondría una pérdida de sus tierras.» La agricultura alpujarreña, elemento típico de los carteles turísticos a principio de los setenta, está y ha estado siempre profundamente deprimida.

«La única solución posible, coinciden los alcaldes, es la ganadería y el aprovechamiento integral de la riqueza hidráulica. Habría que crear una pequeña industria de transformación de productos ganaderos que solucione el problema del paro estacional. También habría que potenciar el movimiento cooperativo.» Todas estas ideas se encuentran, sin embargo, con una población envejecida que se aferra a las antiguas tradiciones y se resiste a invertir en un tractor. No hay nadie que pueda heredar o ponerse de acuerdo con el vecino para repartirse el trabajo de mantener veinte vacas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_