La URSS quiere que se celebre la Conferencia de Madrid

La Unión Soviética considera fundamental la celebración de la Conferencia de Madrid «y hará todo lo posible por acudir a ella», según, ha señalado el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Andrei Gromiko, quien, asimismo, ha propuesto la convocatoria de una conferencia sobre la distensión militar y el desarme en Europa, «en los intereses de atenuar la confrontación militar que amenaza a nuestro continente».Puso como condición, en el transcurso de un discurso pronunciado ayer en Moscú para la campaña electoral como diputado al Soviet de la Federación Rusa, para iniciar las conversaciones sobre el desarme en Europa, la decisión de la OTAN de anular el reciente acuerdo de Bruselas sobre los nuevos misiles norteamericanos de alcance medio «o, cuando menos», dijo, «se decida oficialmente una suspensión».

Estimó que lo mejor era un «borrón y cuenta nueva» en torno a todas las conversaciones que, para frenar la carrera armamentista y el desarme, se han venido celebrando en el transcurso de los últimos años a nivel de conferencias internacionales y por medio de las relaciones bilaterales. «La Unión Soviética está dispuesta a iniciarlas de forma definitiva, sobre una base auténticamente constructiva», y subrayó que, por el momento, su país se esforzará por encontrar un camino de entendimiento en las actuales conversaciones de Viena sobre reducción de armamentos y fuerzas armadas.

Acusó a los políticos de Washington de haber iniciado, al comienzo de los años ochenta, una nueva fase en la ya olvidada guerra fría, cuyo contexto lo inscribe el ministro soviético en un intento de hacer crecer la fiebre política, de cara a la campaña electoral de Estados Unidos, actitud que arrastra con su iniciativa a países de Europa occidental. Subrayó que, simultáneamente, Estados Unidos ha anunciado su nuevo programa para aumentar su armamento, «y es precisamente en este clima de histeria belicista en el que Washington ha tirado por la borda la ratificación del acuerdo SALT ll».

Gromiko interpreta que los propósitos norteamericanos están claros: romper el equilibrio militar entre la URSS y Estados Unidos y adquirir la superioridad sobre la comunidad socialista, y recuerda que al más alto nivel.