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Congresistas estadounidenses aceptan sobornos ofrecidos por agentes de la FBI disfrazados de jeques

Ocho miembros de la Cámara de Representantes y del Senado de Estados Unidos estarían implicados en un escándalo financiero por haber aceptado sobornos monetarios de pretendidos jeques árabes. En realidad, los supuestos «jeques» árabes eran agentes de la FBI, cuya misión era combatir la corrupción política. El affaire, revelado por un diario local de Long Island, el News Day, salta a primera plana de la actualidad. La clase política no duda en compararlo a un nuevo watergate o al escándalo de corrupción de políticos norteamericanos que aceptaron «regalos» del Gobierno de Corea del Sur.

De los ocho miembros presuntamente implicados, siete son del Partido Demócrata y el otro del Partido Republicano. No se excluye que los republicanos intenten desprestigiar a la clase política demócrata en un momento de campaña preelectoral en EEUU. Campaña que parece cada vez más favorable al actual presidente demócrata, Jimmy Carter, al que el ultimo sondeo a escala nacional, publicado por el semanario Time, .da un avance del 62%, contra el 24% a su más directo rival, el senador - también demócrata- Edward Kennedy.En caso de «duelo» político entre el demócrata Carter y Georges Bush, la nueva estrella del Partido Republicano, la victoria final para la presidencia de EEUU es igualmente favorable a Carter, por 49% contra 28%, siempre según el sondeo preelectoral, publicado a unos ocho meses de la. fecha electoral del día 7 de noviembre. Queda mucho tiempo por delante, con posibilidades de nuevos acontecimientos, escandalosos o no, en la vida política norteamericana.

El origen del escándalo de los jeques árabes de febrero de 1978, cuando la FBI recibió informaciones de un personaje acusado a su vez de fraude. Para remediar su caso, el «indicador» facilitó una serie de detalles sobre negocios sucios en los que estaban implicados personajes de la vida política de Norteamérica. Durante año y medio los agentes de la FBl montaron una serie de escenarios en varios lugares de Estados Unidos, presentándose como potentados jeques del petróleo u hombres de negocios relacionados con empresas que querían instalarse en Estados Unidos. A cambio de las «facilidades» que los congresistas podían conceder, se entregaban, en algunos casos en mano, varios miles de dólares, unos 50.000 por persona y por «operación» (unos 3.250.000 pesetas). Una casa debidamente preparada en el elegante barrio de Georgetown, en Washington, sirvió como principal sede de operaciones, registradas en magnetófonos y filmadas en video-cassettes por los agentes de la FBI. Sólo uno de los convocados, Larry Pressier, senador demócrata, rechazó los 50.000 dólares por considerar que se trataba de una operación ilegal. Lo cual, uno entre ocho, no dice mucho a favor de la moralidad de la clase política norteamericana.

El senador demócrata Harrison Williams, de sesenta años, miembro del Senado por el estado de New Jersey desde 1958, figura como uno de los principales implicados en las investigaciones de la FBI. Se trata de una de las personalidades demócratas del Senado, en tanto que presidente del comité de temas laborales. Otro es John Murphy, de 53 años, en el Congreso desde 1962, presidente de la Marina Mercante de Pesquerías y su nombre salió mezclado hace unos meses por sus posibles negocios con,el dictador -nicaragüense Anastalio Somoza.

Frank Thompson, 61 años, también demócrata, es otro de los importantes personajes relacionados en el escándalo. Naturalmente, todo el mundo niega más o menos su presunta corrupción, lo cual será difícil demostrar en caso de un juicio que se base en pruebas filmadas de algún miembro metiéndose los dólares en los bolsillos. Algunos contraatacan con declaraciones a la prensa, como John Jenrette, de 43 años, y representante demócrata al Congreso por el estado de Carolina del Sur, quien dijo que su objetivo al participar en tal tipo de reuniones era intentar conseguir nuevas inversiones para su distrito.

Pueden aparecer nuevas revelaciones

El affaire levantará gran polvareda en los próximos días en Estados Unidos. Es probable que aparezcan nuevas revelaciones. Por su parte, el Comité de Etica del Senado pide una investigación profunda. Los círculos árabes de Estados Unidos protestan, también por la utilización, por la FBI, de personajes ficticios que perjudican la imagen pública de los árabes en Estados Unidos. ¿Por qué la FMI no utilizó la personalidad ficticia de un rico petrolero venezolano o un hombre de negocios judío para desenmascarar la corrupción de los políticos norteamericanos? Tal es el interrogante que plantea el doctor Medhi, presidente del Comité de Relaciones Arabe-Americanas.

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