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En la residencia de la Seguridad Social de Vigo se practica una medicina de guerra

De medicina de guerra han calificado los médicos de la residencia sanitaria Almirante Vierna, de la Seguridad Social, en Vigo, la que se hace en el servicio de urgencias de dicho centro hospitalario. Los médicos de la residencia han convocado una conferencia de prensa para explicar su situación, que coloca a Almirante Vierna en el penúltimo lugar de los centros hospitalarios de España.

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La zona sur de la provincia de Pontevedra, con 600.000 habitantes, disfruta de 2,8 camas por cada mil habitantes, entre centros hospitalarios públicos y privados. El índice es de 1,5 camas por mil habitantes, contabilizando sólo los centros públicos, y llega hasta una cama por cada mil habitantes en el caso de la residencia Almirante Vierna.Quizá más que los datos estadísticos, que son también alarmantes, un sucinto anecdotario de la asistencia que se está dando en la residencia de la Seguridad Social pueda ofrecer un panorama más clarificador: enfermos graves, ingresados de urgencia, esperan asistencia en camillas distribuidas por los pasillos; gestantes esperando dar a luz, también en camas por los pasillos; dos recién nacidos en una sola. cuna, y el trauma que significa para el personal médico tener que optar, regularmente, por uno de cada dos casos graves para internar al paciente.

Se llegan a dar más de tres meses de plazo para un ingreso y no es raro que en casos de gravedad el plazo sea superior a un mes. Muchos pacientes han de ser dados de alta prematuramente, con el fin de habilitar camas para urgencias inaplazables, mientras que los desahuciados son despachados para sus domicilios.

No son infrecuentes las reacciones airadas de los familiares de pacientes graves, ante la impotencia de conseguir un ingreso en condiciones, o por negarse a que su enfermo abandone el hospital sin completar la convalecencia.

Seis mil partos al año

Durante el año 1979, fueron atendidos de urgencia 46.744 pacientes, de los que 6.383 pudieron ser ingresados. En ese mismo año, la residencia atendió 39.635 consultas externas y fueron ingresados 17.000 enfermos.Entre tanto, en el servicio de maternidad se atiende una media de treinta partos diarios y se dispone de 128 cunas infantiles, que resultaron insuficientes en 1979 para los 6.000 partos que se atendieron. La unidad pediátrica, paralelamente, es un simple despacho en el que se atienden hasta 84 niños en un solo día. Se han dado ocasiones en que dos niños han tenido que compartir la misma cama en pediatría.

La residencia Almirante Vierna es un edificio de dieciocho plantas y conocido en toda la provincia de Pontevedra como el Pirulí. Una concepción asistencial tan desfasada como ineficaz para atender la demanda sanitaria de la comarca, que tiene como cabecera la ciudad de Vigo, con 300.000 habitantes en este municipio y hasta 600.000 en todo el sur de la provincia.

Para Madrid, sólo es una ficha

«En Madrid son conscientes del tema, pero allí lo consideran sólo como una ficha», afirman los doctores Ruiz Giménez, Mardomingo y Piñeiro. El tema es que los problemas de la residencia Almirante Vierna han sido planteados en el antiguo Instituto Nacional de Previsión y en el Insalud, en dieciocho ocasiones. Se han desplazado a Vigo algunos inspectores y su reacción ha sido siempre idéntica: el problema hay que resolverlo urgentemente o bien no vuelven por aquí.Existe dotación presupuestaria para adecuar el servicio de urgencias, cuyas obras se han iniciado hace dos años y marchan a un ritmo desesperante. Está en proyecto un «servicio especial», capaz de proporcionar asistencia en desplazamientos, pero la respuesta es siempre que no hay dinero.

«La situación es alarmante», manifestaron los médicos, «porque no tenemos apoyo, ni local ni estatal. La Administración insiste en que no tiene dinero y está todavía por planificar la urgencia especial y la de zona. El problema ya no es solo nuestro. Nos desborda.»

A estos problemas de infraestructura se une una penosísima situación del área de rehabilitación, cuyas instalaciones llegaron a ser clausuradas porque reunían casi todas las deficiencias imaginables: las piscinas sin cloración, entrada de agua y frío a través de unas cubiertas de uralita, etcétera. Una vez entregadas las obras de reparación, hace un año, las piscinas vierten por la base y todo sigue igual, poco más o menos, igual.

Entre tanto, más de mil millones de pesetas se está gastando anualmente la Seguridad Social en conciertos con clínicas privadas de Vigo. La característica principal de estos conciertos es que se refieren a los aspectos de la medicina más rentables para las clínicas concertadas, que rechazan los que se relacionen con urgencias y otros servicios más sacrificados.

Los conciertos -según explicaron los médicos- vienen sirviendo para que las clínicas privadas adquieran un moderno material médico, que la Seguridad Social no instala porque se bloquean estas inversiones. En este caso está la. Planta de medicina nuclear creada por la Administración, que ella misma se encargó de paralizar.

Deficiencias sanitarias de la zona

La zona sur de la provincia de Pontevedra ofrece un cuadro preocupante: sólo un 40% de la población dispone de agua potable; solamente el 10% se beneficia de la red de recogida de aguas residuales; las condiciones higiénico-sanitarias del 40% de las viviendas, fundacionalm ente en el medio rural, son precarias, y la situación de la nutrición es deficiente, en general.

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