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Francia y la India se reafirman en su oposición a la política de bloques

Al final de una visita oficial de cuatro días que, por primera vez, condujo a un presidente francés a la India, Valery Giscard d'Estaing y la primera ministra, Indira Gandhi, han concertado la celebración de consultas políticas periódicas al más alto nivel. En una declaración común, ambos países reafirmaron su rechazo de la política de bloques. La firma de ocho acuerdos bilaterales saldó el encuentro en el aspecto económico.Las autoridades francesas y las hindúes han coincidido al darle a la visita del señor Giscard d'Estaing una importancia histórica, no sólo porque era la primera vez que un presidente galo viajaba a Nueva Delhi, o debido a los «festejos grandiosos» que han escoltado la presencia del matrimonio Giscard entre los setecientos millones de hindúes, sino, también, y sobre todo, porque ambos países han querido resaltar su «especificidad» respecto a las dos alianzas beligerantes encabezadas por la URSS y EEUU.

La India juega un papel estratégico crucial en Asia, y el ser el segundo país más poblado del globo (después de China) concede un peso más sustancial aún, en el campo de los no alineados, a este país que mira hacia Moscú, pero con los ojos abiertos.

La tercera vía

La diplomacia giscardiana, en el mundo occidental, juega a la «tercera vía», inspirada por el general Charles de Gaulle, y su prudencia en la crisis actual, tanto a la hora de condenar a Moscú por el asunto afgano, como a la de echarse en los brazos de Washington para concertar represalias, perfilan claramente uno de los vectores esenciales de su política exterior: pesar, económica y políticamente, en el llamado Tercer Mundo, del que la India es uno de los epicentros, al lado de Argel, otro de los países con los que Francia se apura en «regenerar» sus relaciones.Esta sinopsis de la estrategia franco-hindú quedó clara en la declaración final que condena, por un lado, «las injerencias políticas» de Estados Unidos y, por el otro, «las intervenciones militares» de la URSS. En el mismo sentido abunda la «voz de la paz» que desean ser los dos países, que pretenden obrar conjuntamente para que no sea necesario plantearse continuamente ante el dilema de «el hecho consumado y la guerra fría».

Paralela a la colaboración diplomática, París y Nueva Deli han decidido reanimar los intercambios económicos, hasta la fecha muy modestos. Con este fin, firmaron ocho acuerdos bilaterales que les interesan a los sectores del aluminio, el carbón, la agricultura, la oceanografía, la petroquímica, energías nuevas y televisión.

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