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Portugal, dispuesto a replantear el caso de Timor Oriental

Lisboa Portugal reexamina el dossier de Timor Oriental, antigua colonia portuguesa que se anexionó a Indonesia en 1976. El programa del Gobierno de Francisco Sa Carneiro, aprobado ayer por el Parlamento portugués, incluye una referencia explícita a la situación en Timor Oriental, y el presidente, Ramalho Eanes, ha solicitado la opinión del Consejo de la Revolución acerca de un informe elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores del anterior Gabinete, que presidió Lurdes Pintassilgo.

La Constitución portuguesa estipula que Portugal no abdicó de sus obligaciones de potencia administradora, relativas a la autodeterminación e independencia de la población de Timor Oriental. Se espera, pues, una iniciativa portuguesa ante las instancias internacionales, a las cuales había sido remitido el problema tras la intervención militar indonesia en el territorio, en diciembre de 1975, y la consiguiente ruptura de relaciones diplomáticas entre Lisboa y Yakarta, en abril de 1976.En 1976 y 1977, la Asamblea General de la ONU se pronunció, a petición de Portugal, a favor de la retirada de las tropas indonesias de Timor Oriental y por la autodeterminación de sus habitantes. Desde entonces, no ha habido nuevas iniciativas oficiales por parte de Lisboa, y el régimen indonesio considera la integración como un hecho irreversible y consagrado internacionalmente.

Un periodista australiano, recientemente autorizado a visitar Timor Oriental, declaró, en la televisión portuguesa, estar convencido de que las autoridades indonesias estarían dispuestas a reanudar las negociaciones con Lisboa, dado el cambio político verificado en el Gobierno portugués y el nítido declive de la guerrilla independentista.

El periodista suministró informaciones contradictorias sobre la situación en la antigua colonia portuguesa. Sus afirmaciones acerca de la disminución de la actividad guerrillera del movimiento procomunista Fretilin son difícilmente compatibles con otras, en las que declaró que las tropas indonesias se limitan a ocupar las ciudades y el litoral y a llevar a cabo acciones de bombardeo contra el interior de la isla, ya que, las pesadas bajas que les fueron infligidas por los guerrilleros obligaron a suspender las incursiones terrestres. Admitió que 50.000 civiles pueden haber perdido la vida a consecuencia de los combates, del hambre y de la falta de asistencia médica desde 1976.

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