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Israel cree posible un ataque sirio

«Nubes de guerra se acumulan sobre nuestra frontera norte. Siria bien pudiera desencadenar una ofensiva contra Israel; pero si los sirios atacan, recibirán su merecido.» Esta advertencia inesperada del primer ministro, Menahem Begin, lanzada ante un grupo de diputados conservadores británicos adscritos al lobby proisraelí, sigue de cerca a otra declaración, no menos estrepitosa, de un general israelí del ejército del frente norte, en el sentido de que el presidente sitio, Hafez el Assad, «tiene hoy la tentación de una nueva guerra con Israel con el fin de superar sus dificultades internas y para sabotear la paz egipcio-israelí».

Desde hace 48 horas se multiplican en Israel los rumores sobre el peligro de «un inminente ataque sirio». ¿De dónde procede este pánico? Citando fuentes israelíes «altamente autorizadas» -contando evidencia, informes militares-, los periódicos señalan «Oleadas ininterrumpidas» de armamento soviético llegado a Siria, cuyo Ejército habría recibido últimamente más de cien tanques del último modelo T-72, al menos tres escuadrillas de Mig-25 y numerosas ba terías de cohetes tierra-aire.No es la presencia en Siria de 1.500 oficiales y expertos militares de la URSS lo que preocupa a los israelíes, sino que el armamento llegado a los puertos y aeropuertos sirios supera la capacidad de absorción del Ejército de este país.

Conclusión: este material de guerra está destinado a otras fuerzas árabes que acudirían a reforzar a los sirios en caso de un nuevo enfrentamiento con Israel.

¿Están justificadas estas aprensiones sirias? Varios expertos militares lo dudan seriamente, por tres razones esenciales:

1. No hay movimientos de tropas sirias o concentraciones de unidades blindadas. Además, las condiciones atmosféricas, en pleno invierno, son especialmente desfavorables.

2. La idea de que el presidente Assad pueda esperar superar sus dificultades internas mediante una aventura militar demasiado arriesgada, si no perdida de antemano -dada la relación actual de fuerzas-, parece fuera de toda lógica.

3. Parece excluido que los sirios puedan iniciar una guerra sin el visto bueno de Moscú. Ahora bien, en el momento en que el Ejército soviético se encuentra comprometido en la guerra de Afganistán, y la diplomacia de Moscú libra una dura batalla en el plano de la diplomacia internacional, es improbable que los dirigentes del Kremlin quiera someterse a un embrollo de tal envergadura.

Un diplomático de un importante país occidental no duda en adelantar la hipótesis siguiente: no está excluido que los servicios de información militares de Israel hayan recibido realmente noticias alarmantes de Siria. El presidente Assad, por muy ponderado que aparezca habitualmente, podría haber decidido que no tiene nada que perder, salvo el honor. No obstante, según este diplomático, también es posible que los servicios israelíes griten «que viene el lobo» porque, a raíz del acuerdo secreto Begin-Sadat, Israel sería el que se prepare a provocar a Siria para precipitar la caída del presidente Assad, el prosoviético enemigo de la paz egipcio-israelí.

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