La CIA, con respaldo de la Casa Blanca, quiere actuar con menos controles
En un momento en que la crisis iraní y la invasión soviética en Afganistán instalan un clima político particularmente tenso en Estados Unidos hay un tema que puede suscitar inquietudes entre la opinión pública norteamericana, poniendo en tela de juicio el concepto sobre la libertad de información. El momento es oportuno para que la Administración Carter y los oficiales de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) soliciten. en virtud de las amenazas del bloque comunista en la zona de Asia central, la revocación de la enmienda de la Hughes-Ryan y la flexibilización de la Freedom. of Information Act (Acta de Libertad de Información).La enmienda Hughes-Ryan, que concierne directamente a las actividades ultrasecretas de la CIA, fue votada en 1973, a causa de la intervención de la Central de Inteligencia norteamericana en el sabotaje del régimen promarxista del chileno Salvador Allende, calificadas de «inmorales» en algunos círculos políticos de EE UU. Desde 1974, las actividades de la CIA deben ser sometidas al control de ocho comités dependientes del Congreso de Estados Unidos.
Dichos comités tienen el derecho de control sobre las actividades, pero no de aprobarlas o rechazarlas. Sin embargo, los oficiales de la CIA y Zbigniew Brzeziski. consejero del presidente Carter en política exterior desean reducir el número de congresistas que tienen acceso a tale informaciones. Defienden las tesis de la necesidad de máxima discreción sobre ciertos proyectos, ante el temor de que puedan abortar antes de ser llevados a la práctica. La intención de la Casa Blanca pretende señalar que, en razón de la situación política mundial, el grado de información pública sobre las actividades de la CIA debe reducirse en provecho de la seguridad de la nación norteamericana. Se pretende limitar a dos los comités de vigilancia de actividades de la CIA, para garantizar mayor discreción y evitar, entre otros, todo tipo de revelaciones a la prensa.
La aprobación personal del presidente Carter se reducirá también a las únicas operaciones que «puedan comportar un riesgo político elevado».
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