Silencio argelino sobre la intervención sovietica en Afganistán
Argelia y Libia son los únicos países magrebíes que continúan sin adoptar una posición oficial ni comentar los acontecimientos en Afganistán. en contraste con la actitud de Túnez, cuyo presidente. Habib Buromiba, ha condenado severamente la intervención soviética y expresado su preocupación por lo que califica como «una violación flagrante de la soberanía de un país lslámico».Con muy raras excepciones. la aplastante mayoría de los países árabes ha rechazado las tesis soviéticas Y repudiado la «injerencía de ésta en los asuntos internos afganos».
El presidente tunecino afirmó esta semana que no es lícito mantener el silencio ante una intervenctón armada en los asuntos de un país independiente e islámico. lo que estima puede desembocar en un empeorani lento de las relaciones internacionales.
Las palabras del líder tunecino contrastan con el continuo y enibarazoso silencio de los arielinos. quienes no desean comprometerse en una crítica. ni siquiera velada de la intervención soviética, al menos de forma pública. Sin embargo. no pocas personas se interrogan aquí sobre el significado que debe darse a este silencio, ya que se esperaba que, por lo menos. se hubiera hecho referencia al carácter insólito que tiene una violación de la soberanía de un país tercermundista.
«Cómo es posible». afirma aquí el hombre de la calle. «que se rompan lanzas continuamente en favor de la unidad del movimiento de los no alineados. que se defienda la cohesión y el carácter neutral de este movimiento y se pase en silencio la violación de la soberanía de un país miembro?»
Para estupefacción y asombro de los observadores, la referencia del último Consejo de Ministros argelino no contiene ni una sola alusión al problema de Afganistán, totalmente ignorado por los dirigentes de este país. si se tiene en cuenta la versión dada por la agencia oficial de prensa argelina.
Por su parte. el órgano oficial del FLN analizó esta semana lo ocurrido en Afganistán. interrogándose sobre si estaría asistiendo «al comienzo de una nueva política soviética, en el sentido de participar directamente a los lados de los países amigos para la consolidación de los regímenes progresistas... ».
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