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CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE STALIN

Para los hispano-soviéticos, el "hombre de hierro" mantiene un significado especial

En Gori quedan testimonios fotográficos de la guerra española. La guía del museo de la ciudad esta vez nos halaga: «Españoles y georgianos tienen mucho en común. Stalin organizó la ayuda a España contra el fascismo.» Cuando se celebró el setenta aniversario de su nacimiento, las muestras de cariño, respeto o temor le llegaron de todo el mundo. De España se conserva en el museo un álbum con fotos de la guerra: «A nuestro querido camarada Stalin, en su setenta aniversario, de un grupo de muchachas de la JSU de España», es la dedicatoria. Oportunamente debieron ser retirados otros testimonios -que, sin duda, tuvo- de los comunistas españoles.Para la mayor parte de los hispano-soviéticos que aún viven en la URSS, la figura de Stalin sigue teniendo un significado especial. «Quería mucho a José Díaz y a Dolores», nos dicen, «desde nuestra llegada a la URSS pidió que se nos pusiera en los mejores trabajos, no quería que participásemos en trabajos en las fábricas, sin embargo, el PCE insistía con el argumento de que, si no era así, nos íbamos a desclasar. También opinaba que nuestro trabajo no estaba en el frente de la gran guerra patria. Ya habéis luchado bastante en vuestro país, decía. Y tuvimos el privilegio de ser los únicos extranjeros que hacíamos guardia en el Kremlin y que cubrimos, en el famoso desfile de noviembre de 1941, la carrera.» Los dirigentes comunistas españoles en el exilio vivían en uno de los hoteles mejores de la época, el Lux, ahora hotel Central, en pleno corazón de Moscú, en la calle Gorki. Allí estaban el ministro Hernández, Castro, Gallego, Juárez.

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Sobre el terna de los niños españoles, las versiones son distintas. Algunos de los que ya se han ido a España nos han contado dramas y sufrimientos. Traslados en vagones de ganado, donde cada mañana algún pequeño estaba muerto, hambre y mal abrigados, las manos que se quedaban pegadas a los barrotes de hierro al descender en las estaciones. También conocemos la versión optimista, que se inicia con la presencia del propio Molotov en Leningrado, para recibir a los primeros niños que llegaban de España, y desde ese momento nos dicen: «Lo que pidieran José Díaz o Dolores Ibárruri a Stalin para los niños, éste de inmediato se lo concediera. Vivieron en las mejores casas infantiles y no les faltó alimentación, ni en los peores momentos de la guerra. Posteriormente se intentaba que todos tuvieran estudios. Era lo normal, porque se pensaba que así podrían después ser los dirigentes cuando regresasen a España. Para los niños españoles se hacían a diario excepciones en los centros de enseñanza: en todos los institutos había una lista donde ingresaban con facilidad sin necesidad de examen previo. »

Por otra parte, la presidenta del PCE, Dolores Ibárruri Pasionaria, no quiso comentar nada ayer respecto a la personalidad de Stalin al serle solicitada su opinión en Madrid.

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