El sha de Irán abandona Estados Unidos para instalarse en Panamá
El depuesto sha de Irán, Mohamed Reza Pahlevi, se trasladó inesperadamente ayer a Panamá, donde tiene intención de establecer su residencia permanente. La salida de Estados Unidos del antiguo monarca, junto a la decisión adoptada ayer por el Tribunal Internacional de La Haya pidiendo la inmediata puesta en libertad de los cincuenta rehenes norteamericanos, crearon un ambiente optimista en Washington y rumores sobre una inminente solución de la crisis.
El Gobierno de Teherán no había reaccionado oficialmente anoche a la salida del sha de Estados Unidos ni ante la resolución unánime de los quince jueces del Tribunal Internacional de La Haya, entre ellos un soviético. El enviado especial de EL PAIS en Teherán, Félix Bayón, se puso en contacto telefónico con los estudiantes que mantienen secuestrados a 49 norteamericanos y un portavoz de los secuestradores se limitó a comentar: «Esperamos instrucciones.» Jomeini estaba reunido anoche, en Qom, con el Consejo de la Revolución.En medio de extremas medidas de seguridad y en el mayor sigilo, el sha voló a Panamá en un avión militar norteamericano desde la base aérea de Lackland, en Texas, donde llevaba internado doce días. La Casa Blanca distribuyó en la mañana de ayer un comunicado de prensa en el que se informaba de la salida del sha de territorio norteamericano.
El secretario de prensa presidencial, Jody Powell, indicó que «el Gobierno de Panamá confía en que conceder un lugar de residencia al sha contribuirá a encontrar una solución pacífica a la presente crisis». Powell dijo también que el presidente Jim my Carter había hablado telefónicamente con el presidente panameño, Arístl des Royo, para agradecerle este gesto en nombre del pueblo norteamericano y elogiar su actitud humanitaria.
El sha había entrado en Norteamérica el pasado 22 de octubre para recibir tratamiento médico de cálculos en la vesícula billar y de linfoma o cáncer del sistema linfático. Pocos días después de su ingreso en el Cornell Medical Center, de Nueva York, los activistas islámicos ocuparon la embajada norteamericana en Teherán y tomaron rehenes, exigiendo la extradición de Reza Pahlevi.
Desde el pasado día 2 de diciembre, el sha estuvo internado en un hospital militar de la base aérea de Lackland, cerca de San Antonio, en el estado de Texas. Durante estos días, y en el mayor secreto, se realizaron las negociaciones para que el depuesto sha encontrase un refugio fuera de Estados Unidos.
Hamilton Jordan, el polémico jefe de Gabinete de la Casa Blanca y amigo personal del presidente Carter, fue el encargado de tratar con el sha y con las autoridades panameñas, según se supo ayer. Jordan viajó a principios de semana a Panamá para ultimar detalles, voló después a San Antonio para hacer lo mismo con el sha y su séquito, regresó de nuevo a Panamá y, una vez conseguido el acuerdo, cuyos términos se desconocen, volvió a Washington el viernes por la noche, sólo unas horas antes de que el sha emprendiera vuelo hacia el país centroamericano.
Poco después de la llegada del ex emperador a Panamá, el presidente Arístides Royo declaró que ofreció hospitalidad al sha por razones humanitarias.
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En Estados Unidos se espera una inminente solución a la crisis
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Antes de abandonar Estados Unidos, el sha fue examinado por dos especialistas, que se trasladaron desde Nueva York a la base de Lackland y que autorizaron el viaje.
Jody Powell subrayó ayer que desde que el ex emperador iraní entró en Norteamérica había expresado su intención de abandonar el país una vez terminado el tratamiento médico.
El secretario de Estado, Cyrus Vance, informó ayer al Congreso de su reciente viaje por Europa, para obtener el apoyo aliado ante la crisis, y se mostró optimista sobre una rápida solución de la misma. La salida del sha de Norteamérica, dijo Vance, contribuirá a la liberación de los cincuenta rehenes, que cumplen su 42 día de cautiverio.
El presidente Carter estuvo siguiendo minuto a minuto el desarrollo de las negociaciones de Jordan en Panamá y, según informes no confirmados, habló por teléfono con el sha. El portavoz presidencial aseguró que el Gobierno panameño no había exigido nada a cambio de dar refugio al ex emperador. Vance, por su parte, había asegurado que el canal de Panamá no corre ahora más peligro de sabotaje que antes de que se adoptara la decisión de acoger al sha.
Este desarrollo de la crisis se completó ayer con la decisión adoptada unánimemente por los quince jueces del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, en la que se pide la inmediata puesta en libertad de los rehenes norteamericanos. Aunque Irán rechazó la competencia del tribunal y anunció que no acataría sus decisiones, el fallo supone un refuerzo considerable de la postura de Washington, y deja abierta la vía para una petición de embargo económico ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Riesgo de veto soviético
Si durante el fin de semana no se produce una evolución favorable de los acontecimientos, es más que probable que Estados Unidos acuda el lunes al Consejo de Seguridad, aun con el riesgo de un veto de la Unión Soviética a cualquier sanción contra Irán. Los aliados europeos parecen haber dado garantías a Cyrus Vance de que asistirán a Estados Unidos en un embargo económico si los rehenes no son liberados, pese a la llamada del Tribunal de La Haya, el más alto órgano judicial de las Naciones Unidas.
La Administración Carter se había mostrado ya «moderadamente optimista» el viernes, antes de que se produjeran estos dos nuevos acontecimientos favorables. El presidente Jimmy Carter había dicho ante un grupo de directores de diarios, que le visitó en la Casa Blanca, que se han producido «cambios sustanciales» en los últimos días en la actitud de las autoridades iraníes. Carter citó una reducción de las amenazas contra los rehenes y el cambio de los ocupantes de la embajada, que antes hablaban de juicios por espionaje y ahora de una encuesta realizada por una comisión internacional.
Mientras se esperaba la reacción iraní a los últimos acontecimientos, no sin cierta aprensión, los más optimistas veían cercana la solución de la crisis y daban por seguro el regreso de los rehenes antes de Navidad. Una condena «simbólica» contra Estados Unidos y la expulsión de los rehenes permitirían esta salida a Irán, en especial una vez que el sha ha abandonado territorio norteamericano. En caso de que no sea así, la acción se trasladará durante los próximos días a las Naciones Unidas, donde Washington intentará «apretar los tornillos» económicos a Irán.
Por otra parte, decenas de millares de cartas llegan diariamente a la embajada de Irán en Washington para pedir la liberación de los rehenes, en lo que constituye un esfuerzo impresionante para pedir que los secuestrados pasen las Navidades en casa.
La esperanza puesta en la presión de las cartas contrasta con la imagen sombría del árbol oficial de Navidad que, por decisión simbólica de Carter, permanecerá apagado frente a la Casa Blanca hasta la liberación de los rehenes y su vuelta a EEUU.
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