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El rearme europeo

Sin unanimidad, la OTAN da "luz verde" a la instalación de nuevos cohetes en Europa

Soledad Gallego-Díaz

Las fortísimas presiones de Estados Unidos, secundadas por Gran Bretaña, la República Federal de Alemania e Italia, no han podido impedir que dos pequeños países miembros de la OTAN -Holanda y Bélgica- mantuvieran hasta el rinal sus reservas respecto al emplazamiento en su territorio de los nuevos misiles nucleares norteamericanos Pershing-2 y Cruise.

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Los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores de los países miembros de la Alianza Atlántica, excepto Francia y Grecia, que no forman parte del mando militar integrado, aprobaron ayer en su reunión cumbre de Bruselas el plan de modernización de las fuerzas nucleares de la OTAN, pero Holanda reafirmó su posición de no considerar la posibilidad de albergar los 48 Cruise que le corresponderían antes de 1981, y Bélgica la suya, algo recortada, en el sentido de que si en el plazo de seis meses prosperan las negociaciones con la Unión Soviética cara a la limitación de armas nucleares en Europa queda libre para retirar su «pedido».La decisión final salva sólo en cierta medida la cara a Estados Unidos y pone de relieve que en el seno de la Alianza Atlántica existen criterios divergentes respecto a la estrategia nuclear y las vías hacia la distensión. Estados Unidos ha jugado fuerte en un momento en que la crisis de Irán compromete su papel internacional. Tanto el secretario de Defensa, Harold Brown, como el de Estado, Cyrus Vance, dijeron a sus aliados europeos que no estaban dispuestos a aceptar una renuncia. La modernización de las fuerzas nucleares de la OTAN está, pues, en marcha. La posición holandesa no supone en el plano de la práctica ningún descalabro, puesto que de cualquier forma los nuevos misiles no estarán listos hasta 1981, pero en el plano político no viene a reforzar precisamente el liderazgo norteamericano en Europa.

El primer ministro holandés, Andreas Van Agt, ha conseguido evitar una crisis gubernamental. El Parlamento de su país votó en contra, hace escasamente una semana, de la instalación de los misiles en su suelo. En Bélgica, el primer ministro, Martens, logró también superar la crisis. A primera hora de la tarde acudió al Parlamento para explicar cuál sería la postura definitiva de su Gobierno en el seno de la OTAN.

La moratoria de seis meses, pura y simple, dijo, es inaceptable para nuestros aliados, pero mantendremos hasta el final una cláusula de salvaguardia.

Voto de confianza

La fórmula había sido sugerida por el ex ministro Van den Boynants, presidente del Partido Demócrata Cristiano Francófono. Martens se sometió inmediatamente a un voto de confianzaque superó con holgura: 130 votos a favor, 48 en contra y ocho abstenciones.

La reunión conjunta de los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores se desarrolló en un clima de preocupación y nerviosismo. El señor Vance, que, como su compañero Harold Brown, ofrece el aspecto de estar casi agotado físicamente, insistió en la necesidad de modernizar el arsenal nuclear europeo. El ministro de Defensa de la RFA, Hans Dietrich Genscher, tuvo una intervención «vibrante», en palabras de uno de los miembros de su delegación. «¿No vamos a tener el coraje de adoptar una decisión con la que, en el fondo, todos estamos de acuerdo?», dijo.

La República Federal de Alemania, diría después otro portavoz, está satisfecha porque se ha logrado evitar que la OTAN diese la impresión de ser incapaz de actuar con eficacia.

Ante quinientos periodistas llegados de todas partes del mundo, el secretario general de la OTAN, Joseph Luns, intentó, pasadas las nueve de la noche, dar un aire completamente positivo al resultado de la reunión. «Holanda», dijo, «no es contraria a la fabricación de los nuevos misiles. Simplemente no puede pronunciarse de momento sobre la instalación de los Cruise en su territorio. Estoy convencido, prosiguió, de que el pueblo holandés comparte nuestras preocupaciones sobre la defensa de la Europa occidental.»

En su comunicado, la delegación holandesa se expresa con meridiana claridad: «Estamos de acuerdo con que es necesaria una respuesta política y militar al despliegue soviético de los SS-20 y a los bombarderos Backfire. A la vista de la importancia que concedemos al objetivo final de la Alianza, que es la distensión, Holanda no puede aceptar hasta 1981 plantearse la instalación de los Cruise en su territorio.»

El Gobierno holandés señala además que cualquier decisión futura estaría condicionada a la aprobación o ratificación de las SALT II por el Senado norteamericano.

El comunicado final de la reunión conjunta de ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores de la OTAN no fue dado a conocer hasta las nueve de la noche, pese a que los ministros habían finalizado su reunión a las seis. Tres horas necesitaron, pues, los expertos para encontrar una fórmula aceptable.

En resumen, el comunicado dice que se ha decidido proceder a la modernización de las fuerzas nucleares aliadas, desplegando en Europa los sistemas americanos de misiles suelo-suelo. Comprende el programa: 108 Pershing-2 y 464 Cruise. «Todos los países que forman parte de la estructura de defensa integrada», añade, «participarán en la realización de este programa. Los misiles serán estacionados en el territorio de países "determinados". »

Anuncia la OTAN también la retirada de mil cabezas nucleares estacionadas, en la actualidad, en Europa, y exponen las bases de una negociación con el Pacto de Varsovia.

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