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Oreja, preocupado por el desarme europeo y sus incidencias en la Conferencia de Seguridad de Madrid

El ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, declaró ayer la preocupación hispana de que una inmediata negociación sobre el desarme internacional devalúe el contenido de la próxima Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE) de Madrid. El ministro, después de asegurar que España no desea interpretar el papel de «componedor» en dicha convocatoria, señaló que, la eventual articulación de España en la Alianza Atlántica, «que ha sido estudiada en todas sus posibles opciones por expertos», no estará condicionada por los resultados de la CSCE. Asimismo añadió que España «renegociará» y no «prorrogará» el Tratado de Amistad y Cooperación Hispano-Norteamericano.

El ministro señor Oreja hizo estas declaraciones en el curso de una sesión informativa de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso y en un almuerzo de trabajo informal con representantes de los medios informativos. El primer responsable de la diplomacia española escogió el día de ayer para presentar estos temas, porque la fecha se sitúa exactamente en un año antes de la apertura en Madrid de la segunda fase de la CSCE, que abrirá sus puertas en la capital española el día 11 de noviembre de 1980. El ministro ha querido, ante todo, dejar constancia de que España prepara con interés e intensidad esta convocatoria.En sus afirmaciones ante el Congreso y los informadores, Marcelino Oreja destacó que España desea que la convocatoria de Madrid se celebre a nivel de ministros de Asuntos Exteriores, que tenga continuidad en una tercera reunión y que la presidencia hispana no desempeñe el papel de «componedor» en los debates de la Conferencia, que, a juicio del señor Oreja, deben avanzar sobre pocas y muy concretas propuestas en los tres temas clave del Acta de Helsinki -desarme, cuestiones económicas y libre circulación de ideas y personas-, y en la que puede llamarse novedad de la reunión madrileña: la apertura del dossier político y militar del Mediterráneo, de acuerdo con las conclusiones de Belgrado y la reunión preparatoria y económica de La Valetta (Malta).

Al ministro le preocupa que el nivel actual de los debates sobre la distensión Este-Oeste -y aquí están incluidas las conversaciones que sobre la instalación en territorio europeo de la OTAN de misiles tácticos se celebran en Bruselas en la actualidad- puedan desembocar en una conferencia de desarme previa a la reunión de Madrid.

En relación con el tema de los llamados «euromisiles» de la OTAN, el señor Oreja no quiso explicitar la posible posición hispana en el tema, que limitó a la idea de que España «es favorable al desarme, en general, partiendo del principio del equilibrio militar», y excluyó un eventual contacto de Suárez con responsables de la OTAN en su próxima visita a la Comisión Europea, en Bruselas, o el posible paso por Madrid (la crisis de Irán está de por medio) de Cyrus Vance en su actual gira europeoatlántica.

El ministro fue claro a la hora de subrayar que España desea la renegociación del Tratado Hispano-Norteamericano y no facilitar simplemente su prórroga, y no excluyó la posibilidad del ingreso de España en la Alianza Atlántica -sobre el que los expertos estudiaron las distintas alternativas- al término de la CSCE de Madrid, aunque insistió en la idea de que España no acepta ni aceptará condiciones sobre su eventual incorporación en la Alianza y la reunión de Seguridad y Cooperación madrileña. Marcelino Oreja dio la impresión de que, de incorporarse al Tratado de Washington, Españapodría estar más cerca de una situación similar a la francesa que de su integración en el sistema, defensivo integrado aliado (OTAN).

El tema de Gibraltar rondó las dos exposiciones del ministro. En el Congreso, en respuesta al diputado Rojas Marcos, el ministro no se mostró partidario de abrir la verja del Peñón, exigiendo previamente la negociación con Gran Bretaña, y en contra de la argumentación del diputado andalucista en favor de, la libre circulación de personas, que propugna la CSCE y que favorecería, en su opinión, a cerca de 4.000 espanoles separados por la verja gibraltareña.

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La prudencia oficial hispana sobre la cuestión atlántica le impidió al señor Oreja pronunciarse con exactitud, por otra parte, sobre la interrogante que abrió el diputado canario Sagaseta, en relación con la idea de que la candidatura de España -del Gobierno y de UCD- a la Alianza Atlántica contradice los objetivos políticos de la «distensión y el desarme,» en la CSCE.

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