EEUU acusa a Irán ante el Tribunal de La Haya de violar el derecho internacional
El Gobierno norteamericano acudió ayer al Tribunal de Justicia de La Haya, para acusar a Irán de la violación de una serie de tratados y convenciones internacionales, y para pedir que el alto órgano judicial de las Naciones Unidas ordene la inmediata puesta en libertad (le los rehenes retenidos desde hace casi un mes en la embajada de Estados Unidos en Teherán.
El secretario de Estado, Cyrus Vance, envió una carta al actual presidente del Tribunal Internacional, el británico sir Humphrey Wallock, en la que solicita que el Tribunal se reúna para estudiar el caso con carácter de urgencia. La petición norteamericana fue presentada oficialmente ayer por la mañana en La Haya, y expertos legales confiaban en que la Corte Internacional de Justicia podría actuar en, aproximadamente, una semana.
La denuncia de Estados Unidos argumenta que, al haber retenido ilegalmente a personal diplomático, Irán ha violado cuatro tratados internacionales y un acuerdo bilateral con Estados Unidos. El alto órgano judicial de la ONU debe ordenar al Gobierno iraní que ponga en libertad inmediatamente a todos los rehenes y facilite su salida del país, según la petición norteamericana.
La decisión de Washington de acudir al Tribunal Internacional de La Haya. sorprendió a los observadores políticos, que coincidieron en atribuir a esta medida un carácter meramente simbólico. Estados Unidos quiere dejar claro que está agotando todos los medios legales y pacíficos para resolver la crisis, y aunque nadie espera que la Corte de Justicia de La Haya vaya a facilitar una solución, la medida contribuye al aislamiento diplomático de Irán.
De acuerdo con la carta de la ONU, si una de las partes en conflicto no asiste a las sesiones del Tribunal hace caso omiso de sus decisiones, la otra parte puede convocar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que será el encargado de determinar qué acciones deben tomarse contra la primera parte. Una acción posible es la intervención militar.
Estados Unidos pide al Tribunal de La Ha, a, que, además de ordenar la puesta en libertad de los rehenes, condene a Irán al «pago de reparaciones por las numerosas y graves violaciones de los derechos internacionales» de Norteamérica. La denuncia ante la Corte de Justicia Internacional es una acción paralela a la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, solicitada por Kurt Waldheim, y prevista para el sábado por la noche.
El presidente Jimmy Carter había acusado el miércoles a Irán de violar el derecho internacional, romper las normas de conducta de los países civilizados y someter a los rehenes a un trato «inhumano y degradante», a la vez que amenazado con «otros remedios» si las vías diplomáticas fracasan y advirtió a Irán de las «graves consecuencias» que acarrearía el que uno solo de los rehenes sufriera daños.Veladas amenazas
En una conferencia de prensa televisada a todo el país a la hora de máxima audiencia, Carter informó de la situación, sin añadir elementos nuevos y utilizando un tono firme, pero comedido. Sin embargo, las veladas amenazas a Irán, en caso de que los rehenes sufran daño, fueron hechas por Carter por vez primera personalmente, ya que declaraciones similares se habían distribuido en la Casa Blanca por escrito.
El presidente repitió que Estados Unidos «nunca cederá al chantaje», pidió la unidad del país para hacer frente a esta crisis, expresó su respeto por la fe musulmana y se negó a imponer un plazo para la liberación de los rehenes. Carter eludió todas las preguntas referentes a una hipotética intervención militar y dijo que no sería conveniente discutir en público las «otras opciones» que están a su alcance si fallan todos los medios pacíficos.
La reacción de los líderes políticos y de los candidatos a la presidencia fue favorable a las palabras de Carter, que criticó con dureza a los revolucionarios iraníes, pero escogiéndose muy cuidadosamente los términos. El presidente aseguró que la decisión de admitir al sha en Estados Unidos fue tomada por él personalmente, sin ningún tipo de presiones o influencias externas, y la justificó en base a motivaciones humanitarias. Según Carter, el depuesto monarca iraní salvó su vida al recibir tratamiento médico en Norteamérica y abandonará el país en cuanto sus médicos crean que es el momento apropiado.
Intensos rumores circularon durante toda la jornada de ayer sobre una inmediata salida del sha, con destino a su villa de Cuernavaca, en México. Las autoridades del aeropuerto John Kennedy, de Nueva York, se vieron obligadas a desmentir que un avión mexicano que estaba en un hangar del aeropuerto estuviese esperando al sha, y la compañía petrolífera mexicana PEMEX desmintió la información difundida por una cadena de televisión sobre el envío de un avión para recoger al ex emperador.
Pero después que los médicos anunciaran el éxito en un procedimiento semiquirúrgico para hacer desaparecer un cálculo del conducto biliar del sha, todo está a punto para que éste abandone el Cornell Medical Center de Nueva York. La salida del sha de Estados Unidos tendrá influencia en la crisis, pero en Washington se pensaba ayer que podría ser más negativa que positiva, dadas las amenazas de los estudiantes islámicos que ocupan la embajada de iniciar los juicios por espionaje contra los rehenes si el sha abandona Nueva York.
Pese a que el presidente Carter se negó a dar un ultimátum a Irán para la puesta en libertad de los rehenes, 54 congresistas norteamericanos presentaron ayer una resolución en la que se pide a Carter que imponga un plazo para la liberación de los detenidos y, en caso de que no sea respetado, ordene operaciones militares «cada vez más severas» contra Irán.
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