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Crisis en las escuelas de artes aplicadas y oficios

Piden que los estudios tengan homologación universitaria

Los estudios de artes aplicadas y oficios artísticos, instituidos en España hace doscientos años, atraviesan una crisis similar a la que sufren otras enseñanzas artísticas -música, canto, danza o arte dramático- cuya raíz es la falta de un apropiado marco jurídico dentro del sistema educativo vigente. Ante el próximo futuro de las escuelas de artes y oficios, que cumplen una importante función en la iniciación artística y transmisión de una rica tradición artesanal -sólo en la escuela de Madrid hay 5.000 alumnos-, se abre una inquietante incógnita: ser integradas en la universidad o convertirse en escuelas profesionales. La ley de Enseñanzas Artísticas, en fase de anteproyecto, podría ser una tercera alternativa y dar solución al problema de marginación que, en general, padecen los estudios de tal naturaleza.

Cinco mil alumnos siguen los cursos de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, distribuidos entre la sede central de la calle de La Palma y siete delegaciones que existen en diferentes puntos de la ciudad y las treinta especialidades que comprende el plan de estudios vigentes, de 1963: publicidad, decoración, diseño industrial, encuadernación, etcétera. La duración de los estudios es de cinco años: tres comunes y dos de la correspondiente especialidad.«El problema de la Escuela procede de la división de la enseñanza en dos grandes bloques -ciencias y letras-, que nos ha dejado al margen, como un divertimento», afirma el director de la Escuela de Madrid, Germán Calvo. «Sin embargo, España siempre ha tenido el prurito de destacar por sus realizaciones artísticas, y es precisamente aquí donde los jóvenes se inician en todas las facetas del arte, y muchos grandes pintores, como Picasso, empezaron en una escuela de artes y oficios. »

Desde hace doscientos años funciona en Madrid la Escuela de Artes y Oficios, para la que se proyectó en un principio el edificio que hoy ocupa el Ministerio de Agricultura, frente a la estación de Atocha, y en ella se dieron los primeros títulos de ingenieros y aparejadores, antes de la creación de escuelas propias para estas carreras técnicas.

Los estudios primarios es el único requisito que se exige actualmente para el ingreso automático en la Escuela. «Pero casi todos vienen con el bachiller superior y sin formación artística previa, lo que tiene la ventaja de que carecen de deformaciones», asegura el señor Calvo. «En general, el nivel de la enseñanza se ha elevado en los últimos años. Estamos seguros de lo que haceinos.»

«Los jóvenes que terminan aquí sus estudios suelen encontrar buenas salidas profesionales. Están perfectamente capacitados para trabajar en las empresas y casas comerciales, algunas incluso vienen a buscar los especialistas que necesitan. » «No obstante, estos muchachos se quedan a medio camino porque el título que consiguen en la Escuela, después de cinco años de estudio e intensa formación artística, no les sirve académicamente para nada. Ni siquiera la especialidad de decoración se reconoce en la Escuela de Arquitectura, aunque varios estudiantes de ella se matriculan aquí para profundizar en esa especialidad, una de las más frecuentadas actualmente.»

Homologación de títulos

El año que viene se cumple el plazo fijado por la ley general de Educación dentro del cual las Escuelas de Artes y Oficios deberán convertirse en escuelas profesionales o en escuelas universitarias.«El proyecto de conversión en escuelas universitarias no parece interesante porque sólo afecta a dieciséis centros de los cincuenta que existen en España y ello supondría una ruptura y una discriminación según centros», señala el señor Calvo. «Además, la formación artística que en ellos se imparte, diferente por otra parte de la formación profesional, exige un inicio relativamente precoz porque se trata de desarrollar una capacidad especial de ver y de ejercitar la habilidad manual en coordinación con el cerebro. »

«No pretendemos entrar en la universidad, sino conseguir la homologación de los títulos», afirma el director de la Escuela de Madrid. «Para ello habría que ajustar los ciclos, programar un primer ciclo a nivel de enseñanza media y un ciclo de nivel superior con los tres grados.

Un marco jurídico para las enseñanzas artísticas

El anteproyecto de ley de Enseñanzas Artísticas, pendiente de aprobación en Consejo de Ministros, es hasta ahora la única propuesta consistente que puede resolver la situación ambigua y marginal en la que se encuentran los centros donde se siguen estudios de este tipo -desde el Conservatorio a la Escuela de Danza y Arte Dramático o la Escuela de Canto- con respecto a la Administración.El borrador de dicha ley fue elaborado hace unos dos años por un grupo de representantes de diferentes sectores artísticos que aportaron sus respectivas experiencias y contrastaron ideas hasta definir lo que podría ser un marco jurídico para los centros dedicados a las enseñanzas artísticas.

Una de las novedades interesantes que contiene dicho borrador, que, al parecer, fue recibido con cierta indiferencia por el Ministerio de Educación, es la desparición de las oposiciones en la elección del profesorado y el establecimiento de un sistema de contratos sucesivos similar al que funciona en las universidades anglosajonas. Este sistema redu ce el proceso de interinidad y permite el desarrollo de un aprendizaje por parte del profesorado, cuya selección correría a cargo de una comisión de estudios y de los claustros.

La consolidación de las enseñanzas artísticas, estrechamente vinculadas a una concepción artesanal del arte, permitirá -como única solución racional- la supervivencia de uñas técnicas y oficios que son parte básica de la historia de un país, en este caso, España.

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