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Malestar empresarial ante el ingreso de España en la CEE

, La situación de la economía española, la preparación de funcionarios de la Administración sobre los temas de la CEE y el análisis de la coyuntura socioeconómica en los países del Mercado Común fueron definidos como los tres principales temas debatidos en el curso de la reunión de la Conferencia Permanente de Cámaras de Comercio e Industria de la CEE, organismo en el que, a título de observador, está integrado el Consejo Superior de Cámaras de Industria, Comercio y Navegación de España. Su presidente, José María Figueras, comentó a la prensa' visión de las cámaras españolr,, en torno al proceso negociador que conducirá a la adhesión de España al Mercado Común, probablemente en enero de 1983.Figueras se declaró satisfecho de las buenas relaciones que existen entre las cámaras y el ministerio español responsable para las relaciones con la CEE, que dirige Leopoldo Calvo Sotelo. Lo que no impide que exista «cierta inquietud» entre el empresariado español, por las posibles consecuencias del ingreso a la CEE. La aplicación del sistema fiscal del impuesto sobre el valor añadido (IVA), los períodos transitorios para la adaptación de las economías hispano-comunitarias al proceso de adhesión y la «sobrevaloración» de la peseta fueron definidos por el señor Figueras como puntos delicados para la industria española.

El presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio no cree que el Gobierno español supedite los intereses socioeconómicos de la adhesión española a la CEE, a las prisas que pueda imponer un calendario político. De todas formas se declaró partidario de una «negociación rápida», con unos períodos transitorios que puedan oscilar entre «siete u ocho años».

Otro de los puntos «tensos» de la negociación para el ingreso de España a la CEE será el fiscal. La Comunidad desea que España elimine sus barreras fiscales, que protegen la importación (muchas de las cuales ya debían haber desaparecido si España hubiese aplicado correctamente el acuerdo comercial preferente de 1970). «Los empresarios no podrán soportar el sistema impositivo de la IVA sin plazos transitorios o sin compensaciones por parte del Gobierno.

Queda claro que, según palabras del señor Figueras, «hay un sentimiento creciente de malestar entre los empresarios contra la entrada de España al Mercado Común». Añadió, no obstante, que es el único camino válido para el futuro de una economía como la española, que exporta el 46% de sus productos a la CEE, e importa el 420, también de origen comunitario. Basta comparar las cifras con el segundo centro para el comercio español, Estados Unidos, hacia donde España dirige el 12% de sus exportaciones e importa el 10%. Cifras que no impiden ciertos temores entre los empresarios españoles, obligados a reestructurar, en época de crisis, ante el peligro de un aumento de la competencia de los productos made in CEE en el mercado español. La otra cara de la moneda es que el empresario español que sea competitivo con los productos comunitarios tendrá abierto un mercado de consumo de 260 millones de personas, gracias al ingreso de España al Mercado Común.

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