En dos años se ha doblado la abstención catalana y vasca

Con relación a las primeras elecciones generales, celebradas hace poco más de dos años (junio del 77), la abstención política se ha duplicado, tanto en Cataluña como en el País Vasco. Ambas comunidades reúnen más de la quinta parte del censo total de España. El derecho a voto para los jóvenes comprendidos entre dieciocho y veintiún años, introducido a partir de las elecciones generales de marzo de este año, no ha contribuido a disminuir la abstención.Sin embargo, el comportamiento electoral ha sido distinto en ambas regiones. La abstención vasca ha oscilado mucho: subió notablemente en el referéndum constitucional, bajó después en las elecciones generales y municipales de principios de este año, y ha vuelto a subir ahora. Mientras tanto, la participación catalana ha decrecido de forma incontenible. El cuadro que acompaña a este texto resume esquemáticamente lo ocurrido en ambas comunidades.

Los movimientos de la abstención vasca han evolucionado al compás de la situación política: así, una fuerte oposición del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y de la izquierda abertzale a la Constitución, hizo que el referéndum de la misma provocara la abstención de más de la mitad de los vascos, contando con que no todos dejaron de votar por razones políticas, como ocurre siempre. Volvió a subir la participación en las dos elecciones siguientes -generales de marzo y municipales de abril-, en parte por la entrada en liza de las fuerzas antes citadas; y ahora ha vuelto a bajar otra vez, probablemente por efecto de la campaña desarrollada por Herri Batasuna, que, sin embargo, no ha conseguido llevar a la abstención a todos sus votos de la consulta anterior.

El fenómeno catalán resulta más difícil de explicar por pautas políticas concretas, ya que las fuerzas principales de Cataluña no han cesado de tomar parte en todas las consultas efectuadas desde el 15 dejunío de 1977. En el caso catalán, es evidente que cada vez se marginan más personas de la vida pública, y que las sucesivas campañas de los principales partidos se muestran impotentes para alterar la tendencia a la baja, sin entrar a considerar los errores denunciados en la campaña institucional de este referéndum.

Aún puede establecerse una comparación más. Si tomamos como referencia la primera consulta celebrada en España después de la muerte de Franco -referéndum para la reforma política de diciembre de 1976-, puede observarse que Euskadi está ahora prácticamente en el mismo nivel de abstención que en aquella época, mientras en Cataluña se abstiene casí el doble de ciudadanos.