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Crítica:CINE/ "AMOR AL PRIMER MORDISCO"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Drácula en Nueva York

En su primera película, ¡Dispara, Billy, dispara! (Dirty litúe Billy, 1972), Stan Dragoti logra un interesante western al tratar con irreverencia la leyenda de Billy el Niño. Su poco éxito económico le condena a siete años de infierno televisivo, del que consigue salir para hacer esta nada ortodoxa versión del mito de Drácula, en alguna manera similar a su anterior trabajo.Las aventuras del impecable y romántico conde Drácula, expulsado de su castillo de Transilvania por el Comité Central del Partido Comunista rumano, e instalado en Nueva York atraído por Cindy, la cover-girl de sus sueños, dan lugar no a una parodia, al estilo de las realizadas durante los últimos años por el nefasto Mel Brooks y sus discípulos, sino a una divertida y sarcástica comedia.

Amor al primer mordisco (Lo ve at first bite)

Director: Stan Dragoti. Guión: Robert Kaufman, Mark Guindes. Fotografía: Edard Rossom. Intérpretes: George Hamilion, Susan Saint-Jones, Richard Benjamin. EEUU, 1979. Locales de estreno: Albéniz y Proyecciones.

Demasiado restringido por los productores ejecutivos, que a su vez son el protagonista, George Hamilton, y el coguionista, Robert Kauftnan, Dragoti aparece sometido a las exigencias del guión y no tiene oportunidad de despegarse de él. Afortunadamente se trata de un buen trabajo de Kaufman, donde relata con habilidad las penalidades que Drácula debe soportar en Nueva York.

La película, que ha constituido un notable éxito económico, tiene un curioso tono «serie B» que, más que de su no demasiado elevado presupuesto, nace de reunir a unos profesionales que anteriormente nunca habían conseguido ningún éxito propio. Desde George Hamilton, que, gracias a un contrato con Metro-Goldwyn-Mayer, hace algunas películas importantes en su juventud, hasta una Susan Saint-Jones, especialmente conocida por coprotagonizar una rutinaria serie televisiva, sin olvidarla citada carrera de Stan Dragoti y la no menos mala del coguionista Robert Kaufman.

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