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Por primera vez, un Papa entra en la Casa Blanca

, El presidente norteamericano, Jimmy Carter, ofreció ayer una calurosa bienvenida en la Casa Blanca al papa Juan Pabo II, al que calificó de «campeón de la dignidad y la decencia» y de «peregrino de la paz entre las naciones». Carter y el Pontífice conversaron después en privado, durante más de una hora, sobre temas de política internacional.

Diez mil personas fueron invitadas por la Casa Blanca a los actos de bienvenida a Juan Pablo II, el primer Papa que visita la residencia oficial de los presidentes norteamericanos. Aunque el Gobierno de Estados Unidos no mantiene relaciones diplomáticas con el Estado vaticano, el recibimiento otorgado al Pontífice, que, por otra parte, realiza una gira de carácter pastoral, fue, en la práctica, el mismo que se da a los jefes de Estado, excepción hecha de las salvas de ordenanza.

El presidente Carter; su esposa, Rosalynn, y su hija menor, Amy, recibieron al Papa en la puerta norte de la Casa Blanca. Unas 4.000 personas se agrupaban en el jardín norte, principalmente miembros del Congreso, Gobierno, Tribunal Supremo y otros altos funcionarios junto a sus familiares. El papa Juan Pablo II saludó a los líderes del Congreso y conversó especialmente con legisladores de origen polaco o de fe católica.

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El Papa apoyó tácitamente el tratado SALT II

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El senador Edward Kennedy, que había sido invitado a la ceremonia, no asistió, tras excusarse por tener compromisos de tipo familiar contraídos anteriormente. Kennedy sí estuvo en la recepción oficial al Papa en el aeropuerto de Boston.

Mientras se celebraban varias entrevistas en el interior de la Casa Blanca, entre ellas la privada entre Carter y el Papa, que tuvo lugar en el despacho oval, unas 6.000 personas esperaban en el jardín sur de la Casa Blanca a que el presidente y su invitado salieran a saludarles. Para seleccionar a estos 6.000 invitados, la Casa Blanca recurrió a los líderes políticos de todo el país, especialmente a los que son católicos y demócratas, además de declarados partidarios de Jimmy Carter.

El presidente inició su bienvenida al Papa con una frase en polaco y a lo largo de su discurso hizo alusión a la tierra natal del Pontífice, señalando que «habéis mostrado al mundo que el poder del espíritu humano no puede ser subyugado por el poder del Estado». Carter, un celoso practicante de la religión baptista, dijo después al líder espiritual de los setecientos millones de católicos que, aun manteniendo nuestra tradición de separación entre la Iglesia y el Estado, «damos gracias porque podemos mantener juntos la base común de nuestras creencias compartidas».

Manifestación de homosexuales

Mientras los altos funcionarios y sus familiares aplaudían las frases del Papa, un pequeño grupo de homosexuales se manifestaba fuera de las verjas de la Casa Blanca. Sin embargo, varios millares de personas que aclamaban al jefe de la Iglesia católica desde la avenida de Pennsylvania acallaron los gritos de los manifestantes.

Juan Pablo II, que tuvo nuevamente palabras de elogio para Estados Unidos y terminó su alocución diciendo «Dios bendiga a América», expresó su satisfacción por ser el primer Papa que visita la capital norteamericana. El Pontífice había llegado desde Chicago a la base aérea de Andrews, donde fue recibido por el vicepresidente Mondale, que es católico, y por otros miembros del Gobierno.

Después de volar en helicóptero hasta el centro de Washington, el Papa se trasladó a la catedral de Saint Mathews, donde dijo misa y pronunció una homilía sobre la Virgen. Millares de personas se agolpaban en las aceras, bajo un sol radiante y a una temperatura otoñal, para saludar al Papa en sus trayectos por la ciudad en coche descubierto. Nuevamente el Pontífice retrasó su horario y llegó a la Casa Blanca con casi media hora de retraso, lo que no enfrió en absoluto lo caluroso de la bienvenida.

Después de haberse reunido con varios miembros de la Administración Carter y de haber conversado durante más de una hora a solas con el presidente, Juan Pablo II pronunció otro discurso ante las 6.000 personas que le esperaban en el Jardín sur de la Casa Blanca. En este discurso, el Papa respaldó implícitamente el tratado SALT II, de limitación de armamento estratégico con la URSS, cuando dijo que «aprecio los esfuerzos de este país por la limitación de armamentos, especialmente nucleares». Más adelante, el Papa dijo a la entusiasmada audiencia que «confío con todo mi corazón que no se relajarán esos esfuerzos, destinados tanto a reducir el riesgo de una conflagración fatal y desastrosa como a asegurar una reducción prudente y progresiva de la capacidad de destrucción de los arsenales militares».

Conversación sobre temas de política internacional

Según informaciones ofíciales, Carter y el Papa trataron en su conversación privada de temas generales de política internacional, como el desarme, la situación en Oriente Próximo y los refugiados de Indochina. Juan Pablo II tenía previsto después pronunciar otro discurso en la Organización de Estados Americanos (OEA), que se anunciaba también como importante desde el punto de vista Político.

El Papa había expresado, al llegar a Washington, su deseo de entrevistarse con los líderes de este «joven y floreciente país», y dijo luego a Carter que confiaba en que sus conversaciones sean útiles a la causa de «la paz mundial, la comprensión internacional y la promoción del respeto a los derechos humanos en todo el mundo».

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