Enorme impacto de la visita en Gran Bretaña

La visita de Juan Pablo Il a la República de Irlanda no resolverá de la noche a la mañana el problema del Ulster, pero es muy posible que contribuya a un descenso en la escalada de violencia, según han comentado a EL PAÍS observadores imparciales en esta capital.Los gobiernos británico e irlandés, los dirigentes de las comunidades católica y protestante de Irlanda del Norte y la dirección del Ejército Republicano Irlandés (IRA) están estudiando cuidadosamente las reacciones ante las declaraciones del Papa en su peregrinaje al Eire, que terminó ayer. El miércoles, el IRA responderá al Papa en una conferencia de prensa que dará su brazo político, el Siny Fein.

El impacto de la visita papal ha sido tremendo en Gran Bretaña. No solamente la BBC ha retransmitido en directo, a través del segundo canal, todas las actividades del pontífice, sino que los periódicos nacionales han realizado una cobertura informativa absolutamente desacostumbrada en una nación como Gran Bretaña, donde los católicos constituyen una pequeña minoría.

El inglés medio anda todavía preguntándose, sin encontrar la respuesta, cómo es posible que una persona consiga reunir las masas que ha congregado el Papa y que se estiman en dos millones de almas. Cifras oficiales estiman la multitud congregada el sábado en el parque Phoenix, de Dublín, en 1.300.000 personas, o lo que significa que un tercio de la población de Irlanda estaba presente. El presidente Kennedy, que gozaba de una tremenda popularidad en la tierra de sus antepasados, pudo congregar a 300.000.

La rotunda condena de la violencia por parte del Papa es objeto de comentarios favorables en los medios de comunicación británicos, que coinciden en afirmar que «las cosas no serán lo mismo» tras las palabras de Juan Pablo II.

Los periódicos londinenses resaltan tres frases de los diversos discursos papales. Son estas: «De rodillas os pido que abandonéis la senda de la violencia y adoptéis el camino de la paz», pronunciada en Drogheda. «El asesinato sigue siendo asesinato, cualquiera que sean el motivo o el fin que se invoque», en el santuario de Knock. Y, por último, su apelación a los jóvenes de Irlanda, en GaIway, de que «la tarea de la juventud es la paz y no la violencia».

Como era de esperar, las palabras del Papa han encontrado apoyo inmediato en los dirigentes católicos del Ulster. Gerry Fitt y John Hume, del Partido Socialdemócrata de Irlanda del Norte, han coincidido en afirmar que «la apelación del Pontífice tendrá un efecto inmediato, sobre todo en la juventud».

Y como también era de esperar han sido atacadas por los extremistas protestantes. El reverendo lan Paisley, máximo representante de extremismo unionista, ha declarado que la alocución papal «no me ha impresionado lo más mínimo» Y ha añadido que la afirmación de Juan Pablo II de que había que impedir situaciones injusta constituye «una incitación a la violencia».