EEUU y la URSS discuten en secreto la presencia militar soviética en Cuba
El secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, y el embajador soviético en Washington, Anatoli Dobrinin, mantuvieron anoche la primera de una serie de entrevistas en las que se discutirá la presencia de una brigada del Ejército ruso en Cuba y su influencia en las relaciones entre las dos superpotencias.Dobrinin, que era ya embajador en Estados Unidos durante la «crisis de los misiles» de 1962, había regresado sólo unas horas antes de la Unión Soviética, donde estaban pasando sus vacaciones cuando se hizo público el descubrimiento por el espionaje norteamericano de la unidad de combate soviética. El portavoz del Departamento de Estado anunció anoche que se facilitarán pocos detalles de lo tratado en estas entrevistas.
Mientras la Administración Carter prefiriría, efectivamente, que el asunto se negociara calladamente, lo que facilitaría la flexibilidad de las dos partes, el aluvión de reacciones producido en la última semana hace poco menos que imposible que la brigada soviética no se vincule a la ratificación del tratado SALT II, e incluso al futuro político de Carter.
El senador Frank Church, quien denunciara por primera vez la presencia de la unidad del Ejército rojo en la isla, pidió ayer una retirada inmediata de esas tropas. Church, que es un liberal y fue una paloma durante la guerra de Vietnam, se mostró rotundo al calificar de «una prueba» la actual situación en Cuba, y dijo que una reacción débil de Washington sólo servirá para alentar «un mayor aventurerismo» Por parte de la URSS en América Latina y otras áreas del mundo.
Hasta el momento, la reacción oficial de Estados Unidos se ha limitado a calificar como «un asunto muy serio» la presencia de entre 2.000 y 3.000 soldados soviéticos equipados con artillería y tanques en la isla caribeña, así como a declarar «inaceptable» el actual statu quo. No ha habido una petición pública de retirada a los soviéticos, lo que podría provocar una seria crisis. Pero es de suponer que Cyrus Vance dijo anoche al embajador Dobrinin que la brigada debe ser retirada de Cuba.
En cuanto a los objetivos concretos de esta unidad soviética, la postura oficial de Washington es que son desconocidos. Pero la revista Aviation Week indicaba en su número de ayer algunas de las aparentes finalidades de la brigada: proteger una sofisticada estación de espionaje electrónico (similar a las que Norteamérica tiene en Turquía y tuvo en Irán), proteger también dos escuadrones de ultramodernos aviones Mig-23 y Mig-27, entrenar a las tropas cubanas mediante maniobras mixtas y proporcionar un «efecto psicológico» del poder soviético frente al Tercer Mundo.
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