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"No vamos a traicionar la revolución por un plato de lentejas"

Francisco G. Basterra

Miguel d'Escoto, canciller de Nicaragua, es quizá el único ministro de Asuntos Exteriores del mundo que en su condición de diplomático en ejercicio une la de sacerdote. Procedente de una familia de clase privilegiada, une a los de teología los estudios de ingeniería y economía política. Desde Estados Unidos coordinó la actividad diplomática de la insurrección sandinista, movimiento al que se unió en 1974. Anteriormente, D'Escoto trabajó como sacerdote misionero en barrios marginales de Chile, «la experiencia más importante de mi vida». Ahora se encuentra en La Habana para representar a su país en la Conferencia de Países no Alineados, movimiento en el que se acaba de integrar la nueva Nicaragua. En camiseta, que inmeditamente cambió por una guayabera amarilla, D'Escoto, que aún conserva un aspecto más próximo al de moderno obispo auxiliar sin alzacuellos, charló con Francisco Basterra en La Habana.

Pregunta. ¿Por qué ingresa Nicaragua en el movimiento de los no alineados?Respuesta. Nuestra lucha no fue únicamente contra ta dinastía de Somoza, sino para salir del control absoluto que Estados Unidos viene ejerciendo sobre nosotros. Somos anuimpetialistas porque hemos sufrido una política Imperialista. Estos valores son defendidos, en diferentes grados, por todos los miembros de los países no alineados, y por lo tanto, el movimiento es nuestra ubicación lógica.

P. ¿Cuál va a ser su nuevxpolítica exterior, y cómo evitarán la hasta ahora absoluta dependencia de Estados Unidos?

R. Nuestra posición actual es muy frágil. Vamos a diversificar nuestras relaciones. Hay que decir que hoy Estados Unidos está observando una actitud de tolerancia y acercamiento con Nicaragua y há puesto a un lado su arrogancia típica. De momento han desistido de darnos consejos, pero no es ningún secreto que no les tenemos gran confianza.

P. ¿Qué ayuda le ha prestado y puede prestar Cuba a Nicaragua?

R. Un apoyo moral muy grande, pero Cuba no está en condiciones de apoyarnos materialmente mucho. Los cubanos miran con simpatía muy especial la revolución sandinista.

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P. ¿El modelo cubano es válido para Nicaragua?

R. Las revoluciones no son exportables; nosotros no buscamos ningún modelo, lo que no quiere decir que analicemos con atención el proceso cubano, que nos interesa mucho. Pero que quede claro que no haremos en Nicaragua una nueva Cuba.

P. ¿Piensa establecer relaciones con la Unión Soviética?

R. Todavía no las tenemos, pero sí vamos a establecerlas. Hasta ahora, con paises socialistas, tenemos relaciones diplomáticas con la RDA y Polonia.

P. ¿Puede haber una relación preferente de Nicaragua con España?

R. Con España puede haber las relaciones más estrechas posibles. No será muy difícil, ya que existen vínculos comunes de cultura, idioma y afecto. Vemos con mucho optimismo estas relaciones. Pero pensamos que España debe aumentar y concretar su ayuda a Nicaragua.

P. ¿Qué influencia puede tener la revolución nicaragüense en Centroamérica?

R. No tenemos interés en exportar nuestra revolución. Pero es evidente que el ejemplo, cunde, y nuestra lucha tendrá alguna influencia en los países vecinos más tiránicos, que temen porque tienen mala conciencia y se sienten débiles.

P. ¿Cuál es su opinión sobre la ayuda mundial a Nicaragua ¿Piensa que está siendo demasiado condicionada?

R. Está llegando ayuda, pero no vamos a traicionar la revolución por un plato de lentejas. La solidaridad condicionada no es solidaridad. Nuestro lema en la lucha «Patria libre o morir»,se va a seguir aplicando.

P. ¿Hay todavía peligro de un involución, un intento contrarrevolucionario en Nicaragua?

R. La posibilidad de un intento existe siempre que haya gente irresponsable, pero un intento de esta clase tendría una nula posibilidad de éxito, porque no bastaría con la voluntad de los aventureros sino que éstos tienen que tener el respaldo del pueblo, que no encontrarían nunca. Sin embargo, tenemos que estar alerta.

P. ¿Cuál es su posición política personal? ¿Es usted marxista?

R. Estoy ciento por ciento con revolución sandinista, preferimos no ponernos etiquetas. A mí se me viene acusando de ser comunista desde los trece años por parte de Somoza y de los elementos de reacción norteamericanos. Sí le puedo decir que no tengo miedo al marxismo. Debe comprender que además, soy el ministro de Asunto Exteriores.

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