Lo popular montañés en Matilde de la Torre, Dúo Vital y José Luis Ocejo

Dos hechos de cultura musical santanderina coinciden con los festivales de la capital y de la Bien Aparecida: un libro y el éxito de un disco, publicación y registro fácilmente conectables en sus más hon das significaciones. Saiz Viadero ha recogido y prologado las crónicas que, desde Londres, enviara un día a La Voz de Cantabria Matilde de la Torre, sobre las actuaciones en Inglaterra de las Voces Cántabras. Doña Matilde, emparentada con María Blanchard, con Enrique Quirós, con los De la Serna, fue pedagoga, refinada escritora, zahorí folklorista y, en fir4 diputada socialista, lo que le yalió morir desterrada en México. Del paso por la vida de Matilde de la Torre -«personalidad fascinante que algún día deberá ser estudiada en profundidad», dice Saiz Viaderoquedan y quedarán para siempre los sones y los pasos de la Baila de Ibio, sabia reconstrucción de la folklorista basada en las más viejas tradiciones mont4flesas. Las crónicas que forman el volumen titulado La montaña en Inglaterra son una preciosa obra literaria y un testimonio de amor a la sustancia de la tierra y de la historia.La misma actitud adoptó José Luis Ocejo a la hora de registrar con su Coral Salvé, de Laredo, un disco de música montañesa dedicado a la obra de Arturo Dúo Vital, el más importante compositor santanderino contemporáneo, nacido en Castro Urdiales (1901) y muerto en Madrid (1964). Era Dúo Vital artista y hombre ejemplar y a su modo de conducirse podrían aplicarse los elogios que Concepción Arenal dedicara a José de Monasterio. Porque Dúo Vital pareció hacer suyo uno de los principios morales de Matilde de la Torre: la alegría como disciplina social.

Formado en los colegios claretíanos de Valmaseda, Segovia, Beire y Vergara, el compositor se familiariza allí con la gran polifonía religiosa. Después, el estudio en Bilbao con José Franco, la dirección de la Coral de Castro Urdiales y, en fin, los años parisienses en las aulas de Dukas, hicieron del inicial autodidactismo del músico conocimiento razonado y expectativa inquietante. Cuenta Dúo Vital que, cuando estaba ya en contacto con las ideas de Pedrell, sintetizadas en sus escritos y en su cancionero, básicos para la escuela nacionalista española, se encuentra con la Montañesa, para piano, de Manuel de Falla. «Fue para mi», escribe, «una revelación, todo un hallazgo sorprendente.» El sentimiento enraizado en lo popular y, de forma preferente, en lo montañés da con la vía. Mas, sin alharacas ni gestos de violento inconformismo, Dúo Vital continuó su propio camino atento a los dictados de la propia intimidad. Desde ellos produjo una amplia obra sinfónica (Suite montañesa, Molinos isleños, impresión canaria; el poema sinfónico-coral Benedicta), teatral (con media docena de títulos y la ópera inédita El campeador, último de sus trabajos), de cámara, pianística y vocal, en sus géneros «canción de concierto» y «coral».

El disco que la Coral Salvé, dirígida por Ocejo, grabó hace meses y alcanza ahora la cresta del éxito supone una completa antología de la música coral de Arturo Dúo, basada en el folklore montañés. Llévame al carro, carretero, Al lado del molino, La bella Lola, Venimos de los mártires, Si vas a Reinosa, Renaces tú, Ahí va la del panderu, Jota del regateo, La cuesta del avellano, Mozuca, Eres alta y delgada y Date la vuelta, recogidas y armonizadas por Dúo Vital, salvo algunos ejemplos debidos a Kurzeknabe, Barja y Barbieri, han sido interpretadas con absoluta perfección. Música viva, sencilla y bien escrita, con la emoción de las cosas del pueblo y el rigor de la inteligencia individual que sabe tratarlas, José Luis Ocejo con su estupendo coro de Laredo, nos las da en todos sus valores, como una muestra de exigente fidelidad en la afinación, en el equilibrio de las partes, en la expresión y en ese algo indefinible que convierte lo bueno en singular. Fue importante el autor de dos sinfonías, de su trío, cuarteto y quinteto, pero a través de este viaje musical por el corazón del folklore santanderino quizá se rinde a Dúo Vital el mejor homenaje al recoger los ecos «de esa fuerza interior, ese oculto sentimiento» que llevó al compositor, según propia declaración, a expresarse, una y otra vez, en el lenguaje lírico y natural de su país.