_
_
_
_
_
EL ESCORIAL

Paquirri: la faena de su vida

Paquirri cuajó en el cuarto de la tarde la mejor faena de su vida. Recibió al toro, un bravo y noble ejemplar, con una larga cambiada de rodillas de limpia y templada ejecución. Siguió bien por verán¡cas y remató en los medios con una revolera al ralentí. Chicuelinas corridas para poner al toro en suerte. Clavó tres pares de banderillas con más lucimiento que otras veces y tuvo el detalle de poner cada par por un pitón. Comenzó su gran faena con cinco pases de rodillas en tablas, un pase por alto y molinete para salir del trance, todo muy ligado. En los medios, dos derechazos templados y mandones y el de pecho, hondo. Serie con la derecha con reposo y gusto. Se acelera algo en unos naturales. De nuevo con la derecha, ejecuta dos series templadísimas, de mano muy baja y la suerte cargada, con el remate impecable del pase de pecho de pitón a rabo. Fue el momento cumbre de la faena. Luego bajaron de tono los naturales y alargó la faena un poquito, aunque torero en los adornos. Remató su gran labor con un estoconazo. Antes, con el primero, un toro abueyado que se fue arriba después de picado, estuvo sin acoplamiento y en una colada tremenda resultó con la taleguilla rota. Dio pases por la cara sin quietud, con manifiesta desconfianza.Niño de la Capea se embarulló con el capote en el tercero, siendo desarmado. Faena muy vulgar, ratonera, buscando el aplauso fácil. Acabó la faena con unos eficaces pases por bajo y abaniqueo, que calentaron al público para pedir la benévola oreja. Con el sexto estuvo más entonado con el capote. Verónicas aceptables, lances del delantal y media verónica. Chicuelinas emocionantes en el quite. La faena, por debajo de la calidad del toro, estuvo mejor construida; tres naturales aislados en tres tandas tuvieron temple. Pero el resto de la faena fueron derechazos anodinos en cantidades industriales.

Plaza de El Escorial

Corrida de feria. Cuatro toros de Pérez Angosto bien presentados, sin fuerzas, con clase en varas, nobles, especialmente el cuarto, y dos de La Laguna (quinto y sexto), bien presentados y nobles. Paquirri: estocada (más pitos quepalmas). Gran estocada (dos orejas y rabo). Manzanares: pinchazo y media baja (pitos). Pinchazo caído (oreja protestada). Niño de la Capea: media trasera y atravesada y descabello (oreja protestada). Media baja y descabello (oreja). Destacaron en la brega y banderillas Rafael Corbelle, El Ecijano y Salvador Mateo.

Manzanares se encuentra en el peor momento de su carrera. Asustado y sin sitio, medroso, aliñó en el segundo. Con el quinto se centró algo más para endilgar derechazos a cientos. Todos violentos, forzados. La figura retorcida y continuo movimiento de pies, en huida desaforada, incapaz de aguantar al morlaco, con el que no pudo en ningún momento. El cite siempre perfilero. la pierna atrás y el pico de la muleta por delante, cuando no se ayudaba con el estoque. Su actuación fue penosa a pesar del increíble y absurdo regalo de una oreja que apenas se pidió.

Los toros, tanto los de Pérez Angoso como los de La Laguna, tuvieron trapío digno de El Escorial, y a veces más. Casta y nobleza, fueron colaboradores con los diestros, aunque el Niño de la Capea y Manzanares no se enteraran de ello. Paquirri, en cambio, pletórico de afición y de pundonor, supo convertir en triunfo de clamor una tarde que se le presentó con signos muy desfavorables.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_