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Anastasio Somoza se considera un cadáver político

Anastasio Somoza confirmó ayer a un periódico norteamericano que está dispuesto a dimitir y a exiliarse de Nicaragua en los próximos días. El dictador admitió que no está en situación de imponer sus condiciones y reconoció que, «incluso si gano militarmente, no tengo futuro».En una entrevista exclusiva concedida en Managua al diario The Washington Post, Somoza dice que ha accedido a dimitir, bajo las presiones de Estados Unidos, y que el momento de su renuncia depende de los norteamericanos. «Soy un burro atado (sic) luchando contra un tigre», asegura el dictador nicaragüense en la entrevista publicada ayer en el Post.

Tercer miembro de una dinastía que ha detentado el poder en Nicaragua desde hace 46 años, Anastasio Somoza dice tener la conciencia tranquila porque ha actuado de acuerdo con las leyes de su país. «La gente puede tener de mí ideas distintas, pero tengo mi conciencia limpia», añade.

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Somoza, un graduado de la academia militar norteamericana de West Point, indica en la entrevista que puso como condiciones para su dimisión el que se le garantizara la supervivencia de su partido político, el Liberal, y de su guardia pretoriana, la Guardia Nacional, además de una transferencia ordenada del poder. Pero el dictador reconoce que «no estoy en posición de imponer nada, no estoy negociando».

Si se negara a dimitir, declara Somoza, lo único que conseguiría es «prolongar el derramamiento de sangre». En caso de que sus condiciones se vieran cumplidas, lo que para Somoza es posible al coincidir los intereses norteamericanos con ellas, se ordenaría un alto el fuego. Si no hay acuerdo con los sandinistas, Somoza se exilia, o la Guardia Nacional no responde a la orden de alto el fuego, allá cada cual, dice el dictador al Post.

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Anastasio Somoza, de 53 años, declara que no sabe dónde le llevará su exilio, ni que hará allí, pero señala que «tengo mis estudios y podré encontrar un trabajo en algún sitio», para preguntarse después, «¿qué puede hacer un general retirado, o un presidente retirado?».

Miami, posible exilio dorado

Informaciones no confirmadas apuntaban anoche hacia Miami como el posible lugar de residencia del dictador nicaragüense, que, al parecer, tiene en esta ciudad grandes propiedades inmobiliarias. Según estas informaciones, Estados Unidos se ha comprometido a conceder asilo político a, Somoza y a altos funcionarios de su Gobierno, a diferencia de lo ocurrido con el sha del Irán, otro viejo aliado de Washington.

Los norteamericanos estarían de acuerdo en mantener la existencia de la Guardia Nacional, un cuerpo de unos 15.000 hombres, ante el temor de una victoria militar de las fracciones más radicales de los sandinistas, pero parece dudoso que el nuevo Gobierno acepte estas condiciones. En cualquier caso, Washington no se opondría a que fueran juzgados los culpables de torturas o asesinatos.

Somoza reconoce en la entrevista que dijo al embajador norteamericano en Nicaragua, Lawrence Pezzullo, cuando éste le pidió su dimisión: «OK, estoy listo.» La decisión sobre el momento en que el dictador debe abandonar el país depende, por tanto, de los norteamericanos, que esperan conseguir antes sus objetivos con la Junta de Reconstrucción Nacional.

Estos objetivos parecen haberse reducido ahora a la inclusión de dos nuevos miembros en la actual Junta de cinco personas nombrada por los insurrectos. Evidentemente, los dos nuevos miembros serían de ideología conservadora, con el fin de «suavizar» el carácter radical o marxista de la Junta y hacerla más del agrado de los norteamericanos, que a cambio entregarían millones de dólares para la reconstrucción de Nicaragua. En la entrevista, Somoza repite sus aseveraciones de que la Junta, como está constituida actualmente, llevará al país al comunismo.

La Junta rechaza las presiones de Washington

Mientras la Junta rechazó rotundamente cualquier injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos nicaragüenses y el negociador norteamericano William Bowdler abandonó San José de Costa Rica, parece que las negociaciones corren a cargo ahora de otros países, como Venezuela, y de miembros moderados del FAO (Frente Amplio Opositor) y del Consejo Superior de Empresarios de Nicaragua.

Volviendo a la entrevista del Washington Post, Somoza declara que decidió abandonar el poder cuando, hace ahora dos semanas, la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó una resolución en su contra. «Soy un realista. ¿Qué puedo hacer yo con la OEA en mi cuello? Lo único, librar una batalla de retirada e intentar conseguir lo mejor para mi pueblo.»

Tras definir su situación como la de una «mosca en pegamín», el dictador nicaragüense declara al periódico que «creo que dimos una batalla buena y limpia», para añadir: «¿Qué puede hacer uno cuando ve cortársele todos los suministros? Lo mejor, conseguir un acuerdo honorable. »

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