Hoy se inaugura la exposición itinerante de los grabados de Goya
Organizada por la Fundación March, irá por las provincias españolas
La primera exhibición de la colección de grabados de Goya, preparada por la Fundación March, se presenta hoy en Madrid, antes de que sea exhibida por diversas provincias. Alfonso Emilio Pérez Sánchez, subdirector del Museo del Prado, que presentará hoy la exposición, asesoró, junto a los pintores Fernando Zóbel y Gustavo Torner, la selección de los 222 grabados, de las planchas originales, editados entre 1868, los más antiguos, y 1937, los modernos.
La exposición, de carácter fundamentalmente didáctico, es el fruto de dos años de trabajo y supone un intento moderno de familiarización del público, a niveles populares, con la obra del genial pintor y grabador aragonés. Para ese fin acompañan a los grabados una serie de paneles explicativos y un video.La colección que se presenta al público está integrada por ochenta láminas de los Caprichos, de la tercera edición, de 1868; cuarenta de la Tauromaquia, de 1937; ochenta grabados de los Desastres de la guerra, editados por cuarta vez en 1906, y veintidós grabados de los Proverbios o Disparates, dieciocho de ellos de la sexta edición, de 1916, y cuatro de la primera, de 1877. En el proyecto de la Fundación Juan March está marcar el itinerario de la exposición por distintas localidades españolas, especialmente ciudades pequeñas y poblaciones alejadas de los centros culturales y los circuitos habituales. Un catálogo cuidadosamente editado y encabezado por el estudio de Alfonso Emilio Pérez Sánchez completa la panorámica.
El señor Pérez Sánchez comienza su texto sobre Goya con una mirada a la vida del pintor y grabador, del que dice, para esperanza de los jóvenes artistas, que hasta pasados los 35 años no encontró su propia voz: es el caso del pintor que aprende y asimila con entusiasmo para más tarde, en todas sus facetas -desde la de cartonista para la Real Fábrica de Tapices a la de los retratos burgueses o las pinturas negras-, dar su expresión propia. «Esa voz -dice Alfonso Emilio Pérez Sánchez- es particularmente original en los grabados, por la escasa tradición española en ese terreno. » «Y, sin embargo», dice, «ha de ser considerado uno de los más grandes de la Humanidad, al par quizá sólo de Durero, de Rembrandt entre los antiguos, y de Picasso -otro español (como Ribera) fuera de España- entre los modernos.»
Explica el trabajo de Goya grabador como fruto y feliz consecuencia del interés de Carlos III por la difusión de las artes españolas que se concretó en la creación y apoyo de una verdadera escuela de grabadores «de reproducción», que junto con los impresores maestros de la época extenderían por el mundo las obras maestras de la pintura española y las de la extranjera conservada en España. «Goya -dice el señor Pérez Sánchez, se interesó en esta empresa y realizó en 1778 una serie de copias de cuadros de Velázquez, de enorme interés para su formación y para su experimentación con la técnica del puro aguafuerte, que emplea con evidente personalidad. La experiencia así adquirida», sigue diciendo, «enriquecida aún más con algunas estampas sueltas de muy vario carácter, perfilan definitivamente su maestría de aguafortista». Añadirá en los Caprichos la técnica del aguatinta o la resina, relativamente nueva, y posteriormente irá utilizando ambas juntas, hasta esos últimos Disparates, en los que técnicas mixtas, cada vez más oscuras, se ponen al perfecto servicio de la idea del fracaso radical del hombre ante el mal, la enfermedad, la vejez y la muerte.
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